Acicateado por el Rufían Melancólico, decidí posponer la lectura de El Asco, para hacerle un lugar, en mi exiguo y angustiantemente poco tiempo de lectura, a El arma en el hombre, de Horacio Castellanos Moya.
Y como toda lectura de él, no me desfraudó. En esta pequeña novela el personaje principal, al contrario que el resto de los libros que leí del autor, es uno de los malos. ¡Y qué malo! Robocop, así se llama el personaje, es un soldado desmovilizado, que termina convirtiéndose en miembro de distintas bandas de delincuentes, en donde cumple órdenes de quienes las encargan, sin preguntar ni pestañear. La maldad en su accionar hace acordar al personaje que interpretó Javier Barden en la película Sin lugar para los débiles, la adaptación al cine que rodaron los hermanos Coen del libro de Cormac McCarthy, No es país para viejos.
Robocop es una persona que mata sin preguntar y con una sangre fría pasmosa. La vida de los demás parece no importarle lo más mínimo, sólo le importa cumplir órdenes y escapar de quienes lo persiguen. Una historia en donde, y como dice la contratapa del libro, las lealtades son apenas provisionales y las traiciones, siempre inminentes.
Como todo relato de Castellanos Moya, El arma en el hombre, se lee con voracidad y lo deja a uno cavilando acerca de la naturaleza del hombre, sobretodo en situaciones extremas como son las guerras permanentes producidas por el ir y venir de dictaduras, como pasa en Centroamérica, lugar elegido por el autor para situar todas sus novelas.
PD: No puedo dejar de recomendar que lo vayan a ver al Filba, ¡juro que no soy su agente de prensa encubierto!
coincido con P, Castellanos Moya es de lo mejor que he leído en el último año. Y soy su agente de prensa