Por P.

Quintín y Guebel
Ayer se produjo un hecho bastante particular, algo que me llamó la atención recién en la presentación: Daniel Guebel presentó 2 libros. Sí: dos, y ninguno era una reedición ni nada que se le parezca. Dos libros nuevos, hechos y derechos. Uno de teatro, Tres obras para desesperar, de Ladosur Ediciones, y nuestro querido Los padres de Sherezade (nunca me sale bien escribirlo o pronunciarlo, si no lo pienso), un libro de cuentos realmente hermoso.
Diciembre es una especie de maratón eventística en la que uno termina con la lengua afuera, ya no sabe más a quien vió, de que habló, cuánto y dónde se divertió. Encima, uno tiene que ir de una punta a la otra de la ciudad soportando a la gente que anda más loca que el resto del año, con un concierto permanente de bocinas, una puteada en cada esquina como decoración.

Daniel, el padre de Sherezade
Pero a pesar de la fecha, unas 40 o 50 personas se acercaron a saludar a Daniel en el nacimiento de estos 2 libros que se suman a la ya extensa cantidad de «hijos literarios» que Guebel ha parido a lo largo de 20 años.
La presentación del libro -muy distendida y amena- estuvo a cargo de Quintín, quien generosamente se vino desde San Clemente sólo por ella.
Comenzó diciendo que cuando Guebel lo llamó para presentarlo, pensó que sería un libro malo. ¿Por qué? En primer lugar, porque lo llamaba a él y no a alguien «más calificado» como Beatriz Sarlo, por ejemplo. En segundo lugar, porque presentaba 2 libros, ya hemos hablado de ello. Y ya comenzó a creer que era verdad, cuando leyó una crítica del libro en el Diario homónimo (cuac), la cual no era muy favorable. Pero una vez que leyó el libro (Los Padres….) sus miedos se disiparon. Dijo del crítico del libro, el contrarreformista Vecino, que era lógico que no le hubiera gustado simplemente por una visión distinta de la literatura, o eso quise entender yo por lo menos.

Entre el público
Después habló largamente (y de manera muy elogiosa) de la obra de Guebel, excepto claro está, de su exitosa novela Derrumbe, que publicó el año pasado por Mondadori. Luego fue el turno de Daniel, que habló del conjunto de su obra, como algo separado libro a libro, pero a la vez cada obra es un complemento de las otras, en un plan global.
Más tarde llegó el momento del brindis, de la charla y de las firmas de libros. El autor, familia, presentador y algunos amigos salieron raudos en búsqueda de una parrilla a saciar su hambre. Quien escribe se quedó con las ganas, otros compromisos eventísticos lo esperaban.

Piedra Libre: Garamona, editor de Mansalva
Fotos: Lucio Ramírez
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