Por Clara Levin
…es el título de la octava reimpresión del libro de Oram y Kitamura (FCE) que ya tiene casi 20 años de su publicación original en inglés. Y yo me pregunto por qué no leerle otra cosa a nuestros hijos.
El libro trata sobre un niño, Alex, que quiere un dinosaurio de mascota y que cuando lo obtiene, tenerlo le resulta mucho más complicado de lo previsto.
El libro no arranca mal. Alex sueña con tener una mascota distinta de las comunes (gato, perro o a lo sumo canario) que tienen sus amigos. Y hasta ahí venimos bien; añorar algo diferente y mejor es loable. También está bien el personaje del abuelo pata que lleva a Alex a una «dino-tienda» (aunque yo hubiera preferido que saliesen a buscar el dino en un viaje a través del tiempo).
Pero la llegada a la «dino-tienda» ya se hace más cuesta arriba. No contentos los autores con el hecho de que los nombres de las especies de dinosaurios son de por sí impronunciables, inventan las propias, volviendo el texto prácticamente ilegible.
Acto seguido Alex y el abuelo vuelven a la casa con Fred, nombre con que llaman al dinosaurio adquirido en la «dino-tienda». En la casa, Fred hace destrozos en el jardín, el baño y la habitación del niño. También hace destrozos en la vía pública y la escuela.