«Es mi decisión. Mía y sólo, y no pienso discutirla con nadie. Estoy en mi derecho, ¿no? La tomé a fines de los noveta, cuando tenía unos veintidós o veintitrés años, no recuerdo bien. Lo que sí se es que lo hice en pleno ejercicio de mis facultades mentales, que no estaba borracha ni bajo el efecto de ninguna droga. Claro que suele dudarse de las facultades mentales de alguien que toma ‘en frío’ una decisión de tal naturaleza, aparentemente sin motivos. Justo por eso no quiero discutirla con nadie. Ya estoy aburrida de que me tilden de loca.
La primera oportunidad se me presentó en octubre de 2001, cuando el huracán Michelle. Para ese entonce ya mamá había fallecido (el corazón, los disgustos…). Gracias a las gestiones de no sé cuál organización internacional de derechos humanos, papá había salido por fin de la cárcel… directo hacia el avión. Ahora vivía en L.A., California. A mi hermano el Nene, el mayor, le habían descerrajado un tiro en la nuca, sabrá Dios por qué. Algo inconcebible. Porque el Nene, que yo sepa, nunca tuvo nada que ver con nada. Ni política ni narcotráfico ni la mujer del prójimo. Solo era un poco distraído, como ausente, igual que mamá».
Ena Lucía Portela, de Cuba, escribe «Huracán».
Así responde a nuestro cuestionario:
¿A qué escritor de tu generación ves con mayor proyección?
Pues en esta antología somos sólo veinte, pero en América Latina somos legión y no los he leído a todos ni muchísimo menos. Es pues un panorama demasiado amplio. Hay unos cuantos escritores que me gustan mucho. Algunos aparecen en esta antología, otros no, vg. el chileno Alejandro Zambra, la salvadoreña Claudia Hernández, tu compatriota Pedro Mairal, etc. Y quizás el de la mejor proyección sea un muchacho que aún no ha comenzado a escribir, o al menos a publicar, y que nos sorprenderá de aquí a veinticinco años con una novela genial y completamente inesperada que estremecerá al mundo. Vaya, algo así como el príncipe de Lampedusa con Il Gatopardo.
¿Cuál fue el último libro que te deslumbró?
El doctor Zhivago, de Boris Pasternak.
Si el futuro no es nuestro, ¿de quién será?
El futuro SÍ es nuestro, cómo que no. Lo negamos a manera de cortina de humo, de maniobra diversionista, para distraer al enemigo y que no nos aplaste, ya que todavía somos pequeñuelos. Así, subrepticiamente, nos vamos apropiando del futuro, creciendo, poco a poco, sin que el enemigo se dé cuenta, de modo que, cuando por fin nos descubra, ya el futuro será presente y nosotros seremos grandecitos y ya nadie podrá aplastarnos, je je.
[Leer las respuestas de Santiago Nazarian]
Ena Lucía Portela (La Habana, 1972) ha publicado las novelas El pájaro: pincel y tinta china (1999), que ha sido traducida al italiano; La sombra del caminante (2006); Cien botellas en una pared (2002, Premio Jaén de la Caja de Ahorros de Granada, España, y Prix Deux Océans-Grinzane Cavour 2003, Francia), que ha sido traducida al francés, portugués, holandés, polaco, italiano, griego, turco e inglés, y Djuna y Daniel (2008). También ha publicado los volúmenes de cuentos Una extraña entre las piedras (1999) y Alguna enfermedad muy grave (2006), libro al que pertenece el relato que se incluye en esta antología. Su cuento «El viejo, el asesino y yo» recibió el Premio Juan Rulfo de Radio Francia Internacional en 1999. En mayo de 2007 fue seleccionada como uno de los 39 escritores menores de 39 años más importante de América Latina.
[…] [Leer las respuestas de Ena Lucía Portela] […]
[…] La segunda novela de Alejandro Zambra lo afirma cada vez más como una voz reconocida y reconocible. En nuestro juego de “predicciones”, varios integrantes de la antología El futuro no es nuestro destacaron a Zambra como uno de los escritores con más proyección. Yolanda Arroyo Pizarro, por ejemplo, lo señaló y dijo que La vida privada de los árboles la deslumbró. La cubana Ena Lucía Portela también apostó por él. […]