Desgrabación de la charla abierta entre Pola Oloixarac y Juan Terranova
Ciclo: Los martes de Enterna Cadencia
Fecha: 3 de marzo de 2009
Desgrabación: P.Z.
Segunda parte [leer la primera]
Juan Terranova: Bueno, ¿qué estás escribiendo ahora?
Pola Oloixarac: Estoy escribiendo una novela sobre orquídeas y estoy preparando dos libros. Uno es una antología que se llama Nueva Filosofía Argentina, es una colección de ensayos sobre distintos temas de autores que trabajan una escritura filosófica muy interesante y que no entra en la Academia, son como escrituras zarpadas, muy buenas, donde están Milton Laufer, Evelyn Galiazo, Esteban García, muchos muy buenos autores que va a salir este año y también estoy preparando una traducción de una novela de Lady Margaret Cavendish que fue publicada en Londres en 1666. Es la primera novela de ciencia ficción que se conoce, se llamaba Un mundo resplandeciente, y yo lo traduzco y hago el prólogo. Esas tres cosas.
Juan Terranova: Los invito a que hagan alguna pregunta si es que tienen, si leyeron el libro.
[Intervención del público]: A mí me quedó… ¿puedo?
Juan Terranova: Sí, claro, adelante.
[Intervención del público]: A mí me quedó una afirmación flotando en el aire que la dije acá en la mesa y no me suena a chiste: la Academia deglutió semen, según tu teoría, cuando te referías a la relación de la palabra semen en la literatura germana.
Pola Oloixarac: La palabra semen ya existía, igual.
[Intervención del público]: No, la relación que hacía la literatura germana contemporánea. Hay una tradición en la literatura argentina, que iba entre la sangre y el suicido, que es la de Lugones. Lugones firmaba sus últimas cartas antes de matarse con dos elementos: semen y sangre. Vos, ¿eso lo tuviste en cuenta cuando escribiste, cuando pensaste cuál era la sexualidad, cómo funcionaba la sexualidad del suicida en la literatura argentina?
Pola Oloixarac: Del suicida Lugones en particular.
[Intervención del público]: Del suicida, del suicida. Tenemos varios suicidas en la literatura argentina.
Pola Oloixarac: ¿Y todos involucraban semen?
[Intervención del público]: No, no, involucraban sangre. [Continúa pero es inaudible]
Pola Oloixarac: Creo que… Bueno, yo admiro mucho a Leopoldo Lugones, me parece muy divertido. No sé si lo tuve muy en cuenta, pero decididamente… Bueno, en tanto el libro no me parece ni pesimista ni nihilista, no me gustaría ligarlo con algo vinculado con el suicidio. Me parece algo muy triste y muy injusto. Hay también una tradición filosófica de suicidas obligados por las circunstancias, etc. No sé… Me quedo con el semen. [Risas]
Juan Terranova: ¿Alguien más quiere preguntar algo? ¿Leyeron el libro? El libro se está leyendo…
[Intervención del público]: Yo quisiera preguntar algo, vos en tu blog dijiste que tenés unas novelas en la computadora, algo comentaste. ¿Siempre usás el mismo registro de escritura?
Pola Oloixarac: No.
[Intervención del público]: Porque el estilo provocativo, satírico, decadentista podría ser, o posmoderno. ¿En las otras novelas usás el mismo registro, como barroco?
Juan Terranova: Te enchufó cinco o seis adjetivos…
[Intervención del público]: Son así, es una escritura barroca, comprimida con distintas cosas. Quería saber si era tu forma de escribir así siempre. O en otras novelas [sos] más naturalista.
Pola Oloixarac: Creo que cada historia tiene su manera de ser contada. Decididamente no utilizaría este mismo lenguaje para escribir una novela sobre orquídeas, sería imposible. Me parece que la historia pide un estilo, o lo especifíca. En relación a búsquedas estilísticas que uno hace, a mí me interesa la compresión y la presencia de idea, y cierta claridad expositiva. Pero sí, decididamente, tiene su manera de ser escrita.
[Intervención del público]: [inaudible]… Lo mismo que hiciste en la facultad. Es un buen estilo, ese es el atractivo de la novela, justamente. Provoca permanentemente en el mejor sentido de la palabra. O sea: que escribas sobre orquídeas, seguramente vamos a leer alguna opinión interesante, o discutible que también es interesante. Y creo que es lo sabés, ¿no?
Pola Oloixarac: Gracias.
Juan Terranova: ¿Tenemos dos preguntas? Es un piropo lo que te está diciendo. Lo entiendo así. ¿Quién quiere?
[Intervención del público]: Yo voy a hacerme cargo de la pregunta más trivial de la noche, quería saber qué te seducía, que te seduce, y a partir de lo que dijiste recién que la diversidad de estilos depende de la historia, de otros escritores y de otros textos, y qué te genera rechazo.
Pola Oloixarac: ¿Vos también querés que te diga cuáles son los escritores que yo quiero y dentro de eso qué es lo que me seduce? Creo que el estilo claramente es algo que me fascina, y en general, la gente que transmite cosquillas en ciertos casos y en otros casos, la sensación de que hay un pantano enorme muy cerca. Eso del pantano me ocurre cuando leo a Peter Sloterdijk que me parece un autor formidable, de una prosa envidiable y bellísima, aunque no lo leo en alemán, es muy complicado de leer. En castellano es mucho más sencillo. Pará: [sonriendo] ¿y cuál era la otra parte?
[Intervención del público]: La parte negativa, el rechazo. Lo que no te resulta para nada interesante.
Pola Oloixarac: Genero prejuicios rápidamente cuando estoy ante una escritura que solamente me está contando una historia y no siento que está poniendo en juego nada más, además de la situación de estar contando una historia. O sea: cuando no siento que hay una verdad que se está poniendo en juego. Cuando no siento que hay como una interpretación de la sociedad que se está poniendo en juego, o que no hay una especie de vida mental muy rica que está flotando ahí, entre todo el río de las palabras que me presenta un autor. Eso no me copa. Me alejo de esas cosas. Pero tengo grandes pasiones con autores en los términos que mencionaba.
Juan Terranova: ¿Tenemos otra pregunta?
[Intervención del público]: Hace un rato mencionabas que estás trabajando en esa novela de las orquídeas, y me hiciste acordar que en la primera parte del libro describís un jardín y enumerás acacias, eucaliptos y toda una serie de especies. ¿Cuál es tu relación con el reino vegetal? ¿Tenés alguna o no tenés? ¿Cómo explorás las variedades, etc.?
Pola Oloixarac: Me fascinan las plantas. Me parecen algo fuera de serie. De hecho hay ciertas orquídeas -las que más me gustan son las orquídeas, tengo una pequeña colección- que se llaman orquídea papiro, que están armadas de una manera, hay como letritas adentro. En realidad me puse a pensar en otra cosa, perdón. [Risas]
Juan Terranova: Perdón: ¿ves por qué digo que es una mujer peligrosa? Se puso a pensar en otra cosa y todos queremos saber qué es, qué está pensando. Y nadie se anima a preguntar, yo no voy a preguntar. [Risas]
Pola Oloixarac: No sé. Quiero entender las plantas, me interesa estudiar las plantas y comprenderlas. En el caso particular de las orquídeas, me parece que tienen comportamientos eróticos desembozados y son terriblemente crueles con los insectos. Incluso creo que entablan relaciones muy metafóricas con otros seres vivos. Ellas adoptan la forma de… No meramente adoptan la forma del insecto para atraerlo para copular, sino que fingen todo tipo de cosas. Siempre están en una especie de rango de generar metáforas de sí mismas para seducir. Y en eso les va la existencia. Eso me parece muy bello, y además el hecho de que las orquídeas pueden ser plagas; están preparadas para ser plaga. Como cierta combinación de factores extraños promueve que no vivamos en una plaga de orquídeas. Eso me parece genial.
[Intervención del público]: [Inaudible, ¿menciona un cuento de Grombowicz? y hace una apreciación sobre que a Sarlo también le dio un poco de miedo la lectura, en tanto que otros lectores que sintieron placer]
Juan Terranova: Son cosas que a veces van juntas. Para entender mi lectura, en la que yo he sido aterrorizado por el libro y también he sentido mucho placer. No son cosas que separadas.
[Intervención del público]: Si lo que te da placer te aterra, estás en más problemas. [Risas]
Juan Terranova: Puede ser el caso.
[Intervención del público]: A mí no me da placer lo que me aterra. Decía que al parecer hay un lector que sufre y otro que disfruta. Entonces, ¿cómo maneja el sadismo esta novela?
Pola Oloixarac: Pará que no escuché…
Juan Terranova: ¿Cómo maneja el sadismo la novela?
[Intervención del público]: Con respecto al lector, por ejemplo. Y a los personajes también. También me hizo parecer mucho a las novelas de Iris Murdoch, que no para de bombardearlos con situaciones ridículas a los personajes, una tras otra incluso. Hay como historias de patitos feos que se vuelven lindos, estos feos por momentos, cuando hablan y exponen sus deseos se vuelven lindos, y los lindos por momentos se vuelven feos, una historia regresiva. Pienso todo el tiempo, no sé si es algo muy consciente a la hora de hablar del lector, hay como una dosis de sadismo constante en esta novela hacia el lector. Es decir: ¿hay algunos a los que quiere realmente atormentar y perseguir con una estaca, y a otros a los que invita a perseguir con una estaca a esos lectores?
Pola Oloixarac: Bueno, me parece muy divertido lo que decís. La verdad, me siento tentada a decir que sí [Risas].
[Intervención del público]: Por eso yo te dije que este libro es como si alguien pudiera leer al Marqués de Sade como una comedia. Este libro invita a leer Justine como si fuera una comedia. Ahí está realmente la ruptura del libro que me parece que está buena, desacralizar al terror.
Pola Oloixarac: Bueno, muchas gracias. Él escribió un texto increíble en La lectora provisoria, él es Dasbald. Sobre el sadismo… Tengo la posibilidad de responder la pregunta que sería… Contarte que mientras estaba escribiendo, torturé una serie de lectores, él es uno de ellos, y tipo los sentaba ahí, los hacía leer, espiaba sus reacciones, como cobayos. En ese momento, en ese estudio, yo tenía la posibilidad de decir: este está resistiendo, este no, hay como una dosis de placer que se lleva el horror. Y dentro de ese equilibrio con mis cobayos, logré el resultado final, que es la novela rosa. [Risas]
[Intervención del público]: Hace un rato Terranova te acusó de ser la versión femenina y/o argentina de Houellebecq, quería saber si lo sos, si querías serlo. Por otro lado quería saber qué relación tiene tu nueva novela con El ladrón de orquídeas.
Pola Oloixarac: No sé… [Risas] Es un poco absurdo. Por un lado entiendo que hay un halago, que naturalmente eleva mi vanidad, pero que no lo puedo evitar de relacionar con una nota que salió que decía que yo era Fogwill en polleras. O sea: no sé si está tan bueno encontrar grandes autores y adosarles un agujero femenino. Para mí, en ambos casos es un honor, naturalmente. Tanto Fogwill como Houellebecq me parecen gente muy divertida. Y volviendo a lo que decía Sonia, si hay algo que aprecio y amo en un escritor es que sea muy divertido. No sé, que me entretenga, y que sienta que soy su amiga en un mundo delicioso donde los lectores y los autores bailan y se quieren [Risas] y es todo muy lindo.
¿Y cuál era la otra parte? Bueno, yo vengo haciendo una investigación sobre distintos libros de orquídeas. Ladrón de orquídeas es uno de ellos, es muy lindo libro, pero encontré otros libros más deliciosos. Hay uno que se llama Fiebre de orquídeas que son como relevamientos de gente freak de orquídeas. En este caso, Ladrón de orquídeas toma un personaje particular que es genial, pero él es un obsesivo, tiene una compulsión, en un momento criaba pececitos y después pasó a las orquídeas, y después va a ver a los monos. En cambio [en Fiebre de orquídeas] hay como toda otra raza de gente, y hay como una policía de las orquídeas, que es muy heavy, que es la que maneja todas las transas de estas flores superexóticas, hacen cosas terribles, se embargan las casas, se embargan las colecciones entre sí. Es un mundo muy cruento. O sea: el de los grandes coleccionistas de orquídeas, gente muy heavy metal. Es un libro muy apasionante. El ladrón está bárbaro, la película también, más linda todavía.
Juan Terranova: ¿Alguna pregunta más?
[Intervención del público]: Evidentemente este libro ya es un éxito, yo busqué por varios lados, lo compré en El Ateneo, cuando quise buscarlo no estaba más. Creo que vamos a asistir a la construcción de un personaje como vos como escritora…
Pola Oloixarac: ¿Si?
[Intervención del público]: … porque das varias facetas, una faceta fashion, una faceta provocadora, una faceta mórbida. La orquídea no es una flor cartesiana.
Pola Oloixarac: ¿Por qué no?
[Intervención del público]: Da una cosa decadentista, tiene mucho perfume.
Juan Terranova: No me mires cuando hables, mirala a ella.
Pola Oloixarac: Decadentista como yo.
[Intervención del público]: También hay algo fashion, hay algo fresco. Vos como escritora tenés que ser consciente que vas a cumplir un personaje. Que es mitad lo que vos vas a crear, mitad lo que la gente va a ver en vos. Y esto es una cosa que, a través de los años…
Pola Oloixarac: [Interrumpe] No me preocupa mucho eso, me parece que eso es más para actores. De verdad. Lo re tomo lo que decís.
[Intervención del público]: Aparte Fogwill y Houellebecq son escritores que son un tanto personajes.
Pola Oloixarac: Son enfants terribles ellos. Bueno, enfants más o menos. [Risas]
[Intervención del público]: Es que es un libro para figurar, para provocar, para estar en el centro de la cuestión.
Juan Terranova: Entendiendo lo que está diciendo, la pregunta sería: Cuándo vos lo escribías, ¿pensabas en algún momento que lo iba a leer gente de la facultad? ¿Y qué podía llegar a pasarles por la cabeza a estas personas?
Pola Oloixarac: Bueno, la gente de la facultad está leyendo literatura argentina. No me parecía en esos términos algo tan fuera de lo esperable. Creo que, cuando uno hace una comedia, y la trabajás un montón de tiempo -yo estuve años escribiendo la novela-, naturalmente esperás poder empezar a establecer los diálogos que te van a permitir saber cuántas de las cosas que me propuse hacer empezaron a repercutir en los cerebros ajenos. En algún momento vos tenés el feedback de qué ocurre en la otra terminal. Yo daba por sentado, naturalmente, que gente de la facultad lo iba a leer, pero yo también pensaba que quizá iban a hacer una lectura más política de la que hacían, por ejemplo. Y me parece que hasta ahora hay una lectura mucho más en términos de campus nobel, de estudiantina. Que me parece muy divertido también, porque la novela lo es.
[Intervención del público]: Hay algo que me está haciendo ruido hace rato. ¿Cómo entendés el maridaje entre el humanismo con los ingredientes esos como la autoestima y el sadismo? ¿Cómo se mezcla eso en tu cabeza?
Juan Terranova: Buena pregunta.
Pola Oloixarac: Son productos asociados bajo la misma marca, el humanismo.
Juan Terranova: Muy bien.
Pola Oloixarac: En el caso de Sade -Sade como el productor de la marca sadismo, no porque fuera productor sino como una especie de musa-, él establece un diálogo autoral muy fuerte con el humanismo. El tiene una autoría de la moral que pasa, de pronto, por convertir a las personas en estas máquinas que van a hacer exactamente todo lo que va en contra de la moral. Como si esa fuera una forma de libertarse más. O sea y por lo tanto: en cuanto se estarían liberando más sería más afín a los ideales de la revolución, etc. El tiene esta frase como importante: “un esfuerzo más para hacer verdaderos republicanos”. Ese sadismo es un monstruo que entra, que viene como a ser gemelo del humanismo. No solamente a partir del vector autor Sade, sino por los propios monstruos que el humanismo se va a encargar de exorcizar. Kant, como autor humanista clave, él va a pensar la filosofía y toda una serie cosas en términos de acallar una serie de ideas monstruosas, y él va a ordenar todo este sistema complejísimo como para dejar de lado a estos monstruos. Después aparece Goya también con la idea de que la razón produce monstruos. El humanismo permanentemente plantea esta negociación entre este mal absoluto y por el otro lado como una carrera de domesticación de los hombres que nunca puede ser completa. Y que ahora estamos en un estadío interesante de ese plano de domesticación, porque el proyecto del humanismo se nota que empezó a fracasar y empieza a resquebrajarse. En este momento lo vemos como parte de otra ideología, súper pregnante, como el progresismo. En la novela a mí me interesaba que fuera carne de la novela y una de cuyas pasiones es la pasión de la autoestima.
[Intervención del público]: ¿Vos sentís algo que más o menos viendo sintiendo yo, que para entrar en la literatura argentina se hace medio como una aduana obligatoria ir a Puan? Y hay que volver a hacer una puesta con eso, de alguna manera, con las teorías, con el canon, con la mirada. Hoy en día, del 2001 para acá, se hace medio una aduana que tenés que pasar nadando por el Riachuelo.
Pola Oloixarac: Bueno, no sé, yo en un momento había pensado presentar la novela dentro del patio de Puan, que es un lugar muy feo, tenía ganas de poner unas mesitas, unos vinos, en general la gente está ahí fumando, porro, qué se yo. Presentar la novela ahí. Me parecía que era una suerte de broma de esto que vos decís, que está medio dado por sentado, pero porque sistémicamente es así. A mí me parece más interesante lo que está pasando ahora, que a la facultad o a la gente que está preparada para leer, le está interesando leer literatura contemporánea actual que poses anteriores, cuando por ejemplo, la pose clásica de la Academia era decirle no a las cosas que aparecían, no a las cosas que le interesaba a la gente.
[Intervención del público]: Es un presente, hay una consciencia de ese presente, de que si vos lo hubieses situado, qué se yo, en la Universidad de Exactas de La Matanza, era nada, caían en el vacío todos los guiños. En cambio en Puan: el Bigotín… ¡Ah!
Pola Oloixarac: Ah, ¿qué?
[Intervención del público]: Puan está todo semantizado en la literatura argentina.
Pola Oloixarac: ¿Puan está semantizado?
[Intervención del público]: Ha ganado cierto planteo, Puan.
Pola Oloixarac: Bueno, es la facultad.
[Intervención del público]: Pero no siempre fue así.
Pola Oloixarac: ¿Cuáles son los momentos, la nostalgia dorada en la que nos tenemos que remontar?
[Intervención del público]: Ninguna. O sea: ¿te hacés cargo del presente, Puan es la aduana de la literatura argentina?
Pola Oloixarac: Pero es que no sé, me parece la manera… Yo no lo veo tanto en términos de aduana, me parece que si hay producción literaria y hay gente que está formada para leer, me parece que es algo del orden de la producción del conocimiento, te diría. Es casi el orden lógico. Como decir, el Estado tiene una Universidad, le paga a estos profesores, etc. Por otro lado hay cierta producción de literatura, a manos privadas o lo que sea. Este circuito está circundado por las mismas personas o por personas que comparten un mundo común. Me parece natural que se lea. Para los puntos que yo quiero hacer, que tienen que ver con el estado de la cuestión de la teoría cultural, los estudios humanísticos, me parece como justamente el puntal de mi comedia que esté en Puan. Porque es la manera de tomarles el pelo. Me parece una obviedad.
[Intervención del público]: [Inaudible]… Una línea fuerte de la novela es la relación con los setenta y la figura del intelectual de izquierda. Esta ridiculización que está presente en la novela, pero por otro lado también es una apropiación de la experiencia de los setenta, que deviene, quizá, en algo cómico pero también muy productivo: cómo funcionan los intelectuales adentro y afuera de la facultad. Un intelectual achatado, pero por otro lado los personajes de Kamtchowski y Pabst, la apropiación de los setenta pasa por otro lado, que es por ejemplo la apropiación de los juegos. En algo que a mí me cuesta mucho interpretar, pero me desvela en cierto sentido, me parece muy interesante. Yo quería saber cómo pensás esta apropiación en términos de cultura generacional, cómo vos, autora, considerás si en lo que hace la novela producís una ruptura o no. No sé bien cómo formularlo.
Pola Oloixarac: Yo en un momento también pensaba que la línea de lectura iba a tener que ver mucho más con lo que vos decís, con un tratamiento de la cuestión del intelectual de izquierda, dentro del campo cultural, etc. Es algo que, aparentemente, no ha interesado a los críticos. Creo que con Juan, no sé si compartimos, pero tenemos ideas al respecto. De cómo problematizar esa herencia y cómo problematizarla dentro de la lengua franca que viene a ser el progresismo, la forma políticamente correcta. A mí me interesaba esparcir la incorrección política por toda la novela, para que ciertos gestos, al ser interpretados en términos de comedia, también se constituyera como cierto halo, como cierto resplandor. Supongo que igual el libro salió hace muy poco. Habrá lecturas más complejas y mucho más políticas.
Juan Terranova: ¿Alguien más? Bueno. Pueden leer [la desgrabación] en el blog de la librería, que es un blog muy completo. (…) Creo que pueden recurrir a eternacadencia.wordpress.com, que ahí tenemos a unos tipeadores, unos cobayos tipeadores, que van a desgrabar todo esto para tu [a Pola] dolor de cabeza esta vez, porque creo que he hecho un papel bastante digno [Risas]. Y bueno, nada. Aplausos, me parece. [Aplausos]
Pola Oloixarac: Muchas gracias por venir.
Che, muy linda la charla, altos momentos. Y gracias al desgrabador….
Coincido con la autora en la extranieza por el grado de apoliticidad de las lecturas del libro, tremendo. En la charla, x ej, no solo no se dice nada sobre la critica al proyecto revolucionario setentista, sino tampoco sobre la operatorioa intelectual blogger, ni la subversion informatica, ambitos que la novela propone como propicios para una posible politicidad actual.
Acaso cada uno lee segun lo que mas lo afecta. En tal caso, no solo no es necesario haber pasado por Puan para comprenderlo, sino al contrario: es preciso no “ser de Puan” para poder leer -es decir ser afectado por- varias aristas fundamentales del libro