Desgrabación de la Mesa Redonda: El presente de las revistas literarias
Ciclo: Los Martes de Eterna Cadencia – Fecha: 17 de marzo de 2009
Participan: Marcela Basch, Fernando Krapp, Gabriela Larralde y Alejandro Larre
Modera: Patricio Zunini
Desgrabación: P.Z.
Destacamos algunas frases que se dijeron:
Que de movida todos digamos “no me voy a dedicar a la actualidad” es una derrota de parte nuestra. (Alejandro Larre)
Lo de la derrota es fuerte, ¿no? Es plantearlo en términos de batalla. (Marcela Basch)
Distribuir las revistas es como remar sobre asfalto. (Fernando Krapp)
Hoy en día todavía, lo impreso tiene un prestigio distinto a los blogs. En la literatura y en general. (Gabriela Larralde)
El último número cambiamos de kioscos a librerías, que es algo que yo recomiendo a todos los que están editando estas cosas: que se olviden de los kioscos porque es una especie de aspiración democratizante ir al kiosco. Y en el kiosco hay culos, o sea no tenemos que vender revistas literarias. (Alejandro Larre)
La desgrabación:
P.Z.: Buenas tardes, gracias por venir. La charla de hoy es una mesa redonda con revistas literarias. Vamos a tratar de hablar del presente de las revistas literarias. Hoy contamos con cuatro invitados: Marcela Basch, que forma parte del consejo editorial de la revista La mujer de mi vida, Gabriela Larralde, que es colaboradora de la revista 10pinos, Alejandro Larre, que es el editor de la revista Mil Mamuts y Fernando Krapp, que es editor de la Revista 10pinos.
Una pregunta como para arrancar y romper el hielo es que ustedes mismos presenten sus revistas.
Fernando Krapp: Bueno, 10pinos es una revista que arrancó hace poco, en agosto del año pasado. La empezamos medio de la nada, sin presupuesto ni nada. Queríamos hacer una revista. Yo, de hecho, estaba muy lechado con que quería hacer una revista. Como somos de zona Sur del Gran Buenos Aires y no había mucha gente para hacerla, yo conocía a Damián [Huergo] que es con quien empezamos a hacerla, y dijimos: “vamos a hacer una revista de literatura, pero que no sea de actualidad literaria, ni de periodismo cultural, ni nada por el estilo: hagamos una revista donde las cosas se puedan hacer con literatura”. Literaturizar cosas: el primer día de trabajo, viajes, una receta, un pentagrama. Estábamos un poco saturados del tema información. Queríamos ver si se podía hacer literatura con cosas. Convocamos a alguna gente, algunos son amigos, otros no amigos, y algunos escritores conocidos. Se coparon y sacamos el primer número en agosto. Y seguimos con el mismo ímpetu y sacamos la segunda en diciembre. Y ahora estamos por sacar la tercera (creo, espero) en algún momento.
Alejandro Larre: Yo soy Alejandro Larre. Nosotros estamos editando Mil mamuts que es una revista de cuento latino desde marzo de 2005. Surgió un poco porque había cierta tradición de revistas de cuentos en Latinoamérica. O por lo menos algunos ejemplos, no muchos pero algunos. No sé si recordarán, los que sean un poco más grande, Puro cuento. O los que son un poco más jóvenes, pero sigan este tema de los cuentos. Fue como un emblema, pero desapareció hace como quince años. Debe haber desaparecido en 1994.
Fernando Krapp: La de Mempo, ¿no?
Alejandro Larre: Claro, la de Mempo Giardinelli. Es una revista que a mi generación, me parece, le habría gustado leer. Mi generación: yo nací en el 80. Los tipos que leían literatura en los ’90 no tenían esa revista. Lo de él era más generalista, nosotros fuimos a Latinoamérica. Editamos nueve números, inicialmente trimestral. Después, como en muchos de estos proyectos se fue salteando un poco, pero sosteniendo el mismo espíritu. Hasta el número 9 que es de junio de 2008. Y bueno, en eso estamos: solo cuento. Una revista de lectura, sin demasiados firuletes. Para lectores, ese es el plan nuestro.
Marcela Basch: Yo soy Marcela Basch de la revista La mujer de mi vida. La mujer de mi vida arrancó hace ya seis años, en mayo de 2003. Y siempre nos resultó difícil definirla, porque no la pensamos estrictamente como una revista literaria, en el sentido de que no es una revista dedicada específicamente ni a publicar literatura ni a discutir literatura ni a hablar de noticias sobre literatura, pero sí es una revista de lectores y para lectores, interesada en una mirada literaria, por así decir.
Es una revista que es temática, es decir que cada número tiene un tema de tapa, y se convoca a escribir acerca de ese tema de tapa a distintas personas que muchas veces son escritores, diríamos la mayor parte de las veces. Y otras veces son periodistas, y otras veces, podríamos decir en términos generales, intelectuales. Pero la verdad es que el límite entre ser o no ser escritor tampoco lo tenemos tan claro ni nos importa tanto. Es escritor el que escribe y se preocupa por cómo escribe y si es lindo aquello que escribe, no hay mucha más distinción que esa. Incluso nos ha pasado en estos años que gente que en principio entraba a la revista, no como escritora sino que aparecía en una sección como lectora o en un concurso de cuentos que teníamos, uno o dos años más tarde estaba en la tapa porque había publicado un libro de cuentos, o una novela o había ganado un premio y entonces, ahora sí ya era escritora para el afuera.
Entonces, si bien nos es una revista de cuentos ni es una estrictamente literaria, es una revista que tiene cuentos y busca esta mirada literaria en los temas.
Y las otras patas de la revista, no sé si ya lo dije, son un poquito el psicoanálisis o una mirada psi, pero no el psicoanálisis en el sentido estricto, sino más bien esto que pasa en Buenos Aires donde no hace falta ni ser psicoanalista ni siquiera psicoanalizarse para estar metido en esa cultura. Un poco de eso y otro poco de cultura general, de pensar los temas sin cerrarse mucho a ningún campo. Es una revista que nunca quiso ser una revista de capilla, que nunca quiso cerrarse a ningún ambiente ni académico ni literario. Tenía la ambición de ser no masiva en un sentido de vender 20,000 ejemplares, porque eso nunca se va a lograr, pero sí masiva en el sentido de que cualquiera pueda leerla y disfrutarla. Eso siempre se pensó.
P.Z.: Chicos, ¿ustedes tienen algún otro contacto, como La mujer de mi vida con alguna rama del arte, con la psicología? ¿Lo pensaron desde ese lugar?
Fernando Krapp: No, nosotros pensamos nada más que en literatura. En realidad, dijimos esto: “hacer un relato con una receta de cocina”. Quizá ahí sí está la cosa interdisciplinaria, pero con otras ramas del arte… O sea: agarrar una cosa y hacer literatura. Agarrar a un tipo que canta y pedirle que escriba un relato, pero después no hacer psicoanálisis, no hacer otras cosas. Nada más que literatura.
Gabriela Larralde: Una de las primeras cosas que a mí me interesó cuando Fernando me llamó y me dijo “queremos hacer esta revista con Damián”, lo que él me dijo fue “queremos hacer literatura”. Entonces yo decía: cómo, ¿van a hacer cuentos? Me dijo “no, no: queremos hacer columnas literarias”. Entonces hay distintas secciones. Por ejemplo, la primera que a mí me dieron fue ‘Asunto pendiente’, era como agarrar algo del día a día de cada uno, como él decía, una receta de cocina, el primer día de trabajo, tomar distintas cosas y literatulizarlas.
Un poco fue lo que me gustó y lo que me llamó la atención. Que la línea venía por ese lado, no todos cuentos que no tuvieran que ver uno con el otro, o que fueran cerrados en sí mismos, sino que tal vez agarrando un 10pinos, el primer número o el segundo, uno encuentra distintos partes de la vida, o distintos momentos del día de cada persona, o distintas experiencias. Eso me parece interesante.
Alejando Larre: Yo creo que en ese sentido comparten ciertas cosas con La mujer de mi vida, que es una revista que yo conozco bastante bien, que he leído bastante.
Fernando Krapp: Sí, pero me parece que La mujer de mi vida tiene una actitud más de periodismo, por momentos. Lo que está en el día, hay una agenda, están las dos margaritas, tienen una actitud de periodista.
Marcela Basch: Una pequeñita pata en el periodismo cultural, que se fue perdiendo. La mujer de mi vida empezó a salir con una frecuencia mensual en 2003 -mensual de abril a diciembre y después se cortaba en el verano-, y desde el año pasado está saliendo 4 veces al año. Ojalá algún día podamos volver a la frecuencia original. Ahí ya se terminó de perder la pata con la actualidad.
Pero una discusión que siempre tuvimos fue “no queremos hacer actualidad”. Por ejemplo: nunca quisimos hacer ni reseñas de novedades, ni entrevistas a escritores. ¿Por qué? Porque eso ya está cubierto y no vamos a salir a competir con los medios que lo hacen todas las semanas y muy bien. Es otra cosa, es otro medio.
Sí es cierto que, en comparación con revistas más estrictamente literarias, hay alguito de periodismo, en el sentido de que hay artículos, hay como una apertura a pensar distintas cosas que pueden no tener que ver con literatura muchísimas veces. Pero no estamos muy pegados a la actualidad. De hecho nos pasa bastante de recibir sumarios, propuestas de notas y así, y siempre la primera respuesta es “no hacemos muchas cosas de actualidad”. Porque además quedaríamos viejos, ¿no? Es correr una carrera que se va a perder, y entonces solo tomamos los temas de actualidad, si podemos decir algo mínimamente distinto, o aportar una cosita original. Lo cual es muy difícil si se habla mucho de un tema. Por ejemplo, el año pasado nos llegaron varias apuestas distintas de hacer un análisis sobre el conflicto entre el campo y el gobierno. ¿Qué más íbamos a decir sobre eso? Pero sí es cierto que en comparación con revistas más abocadas a lo literario hay una patita más periodística.
Alejandro Larre: Sí, igual me parece que en algún momento hay que decirlo: también desde las revistas, que de movida todos digamos “no me voy a dedicar a la actualidad” es una derrota de parte nuestra. Desgraciadamente es así. Estamos todos eligiendo temas, y nosotros fuimos con los cuentos y demás, por limitaciones estructurales y económicas. Vas a trabajar sobre determinados formatos, que no mueren en la temporalidad, porque vos sabés que cada tres meses salís (con suerte) y estás dejando de lado un montón de cosas que están buenísimas y que tendríamos que ocuparnos también. Suena corporativo esto que estoy diciendo, pero renunciar a la actualidad, decir “tá, que lo haga Clarín“…
Marcela Basch: No. Son cosas distintas lo que podés hacer vos desde tu lugar. Seguro va a ser distinto de lo que pueda hacer Clarín. Ahora, competir con Clarín en el mismo punto… No sé cuál es el sentido.
P.Z.: ¿Cómo mantenés [a AL] esa actualidad desde los cuentos elegidos?
Alejandro Larre: ¡No! Es que ese es el tema: en algún momento tenemos que aceptar que es una derrota. No es que Clarín sea una cosa y nosotros somos ‘la independencia’. Si no que desgraciadamente optás por nichos, si se quiere, no de mercado -o también de mercado-, de interés, digamos. Que tienen que ver con tus posibilidades.
Nuestras posibilidades son elegir a un cuentista panameño, contactarlo, de alguna manera conseguirse toda la obra -a lo loco: por un viaje, o mangueando, o sea que no podés ni pagarte el envío de la librería-, leer esa obra y finalmente, 10 meses después de haberlo descubierto, publicar un relato.
Es hermoso todo el proceso y el aprendizaje, y es de la vida cotidiana de un lector apasionado. Obviamente lo disfrutás, pero desgraciadamente todos en algún momento debemos pensar “¿por qué no podemos también participar del día a día de ese ambiente de la cultura argentina? ¿por qué tenemos que cederlo?” Bueno, por falta de estructura y por falta de posibilidades. Igual, no lo digo en términos críticos, digo que es una derrota, pero ya está.
Gabriela Larralde: Es verdad, es una derrota… Estamos hablando de las revistas y saldría del ámbito, pero una de las cosas que hace Fer [Krapp] con 10pinos es el blog, que yo lo ayudé a reformar un poco. Algo que no queremos que se escape, algún evento como podría ser este hoy, él lo publica y los lectores que conocen la revista visitan al blog frecuentemente y pueden enterarse de alguna noticia, aunque sea mínima, aunque no sea algo súper actual, algo de todos los días, sí algo que uno lo mira y dice “uy, esto me hubiese gustado contárselo a los lectores que leen 10pinos“, de golpe el blog puede cubrir ciertas expectativas.
Alejandro Larre: Sí, a mí, inmediatamente cuando salió esto que digo, me salió el tema de que los blogs tienen un poco de eso. Hoy la narrativa o la escritura en general, tanto lo que dicen los dos, de no necesariamente ser un escritor sino empezar a pensar en términos de temas y después encontrarse con escrituras. Eso también tiene que ver con los blogs, obviamente. Con sus pros y sus contras.
Fernando Krapp: Lo que pasa con los blogs es que es como una avalancha informativa que no para nunca. De última con la revista, lo que al menos nosotros queremos hacer, es como frenar un poco. No es lo mismo, queremos frenar: paro algo de la realidad y lo dejo acá [señala la revista], como si fuera un estante. Y además lo que hacés es como reproducir una experiencia, volver a las experiencias.
Esa también fue la idea con Damián, volvamos un toque a las experiencias porque estábamos trabajando mucho en lo simbólico. Volvamos a la experiencia. Gente que está empezando a escribir, que la está pifiando también, o que le sale bien, le sale mal, tiene esto, le damos un espacio a algunos y también nos damos un espacio a nosotros.
Marcela Basch: Igual, lo que dijiste es interesante. Lo de la derrota. Es fuerte, ¿no? Es plantear en términos de batalla.
Alejandro Larre: Justamente no lo decía en términos de batalla…
Marcela Basch: [Interrumpe] ¿Y en qué otros términos se puede poner una derrota?
Alejandro Larre: En términos de autocrítica.
Fernando Krapp: Igual, arrancás una revista literaria y ya estás derrotado. [Risas]
Marcela Basch: Pero lo que quiero decir es que me parece que tiene que ver con qué batallas uno quiere dar. Me parece desde ya, que si uno se pone al hombre una tarea tan hercúlea, tan utópica como es en este país lanzar una revista más o menos literaria-cultural, desde ya que uno está dispuesto a dar unas cuantas batallas. Ahora, la pregunta es qué batalla estás pensando en dar, qué batalla te interesa. La batalla de la actualidad, tal como él habla de la avalancha de la información, a nosotros mucho no nos interesa. Lo cual no quiere decir que renunciemos a sentar opinión sobre un montón de cosas, pero que va a ser desde otro lugar, desde otra posibilidad, desde otro procesamiento de las cosas que pasan.
Por supuesto que muchas de las notas de La mujer de mi vida, o casi todas si no todas, tienen que ver con dar cuentas de la contemporaneidad, del dar cuenta cómo va cambiando la sociedad. Tiene que ver con eso. Pero no me parece que sea una derrota decir “nos corremos un poco de la actualidad”, en el sentido de que no voy a entrevistar al escritor que viene para la feria del libro.
De hecho estaba pensado, cuando apareció La mujer de mi vida, no existían ni Ñ ni ADN, no habían sido fundados todavía. Fueron grandes noticias, a mí me parece que es bueno que exista ese espacio, que haya más medios con noticias de cultura y demás. Y con los años fuimos viendo en la reuniones de redacción, diciendo “mirá, esta nota tiene el tono que podríamos haber publicado nosotros, mirá qué loco”. Esto antes no se veía en los medios masivos. Lo cual no quiere decir que lo hayamos inventado nosotros ni muchísimo menos. Quiere decir que con los blogs y con una serie de cuestiones, el tono del periodismo más masivo está mutando, está cambiando. Uno puede ver los blogs oficiales de los diarios, por ejemplo, que dicen cosas; incluso ni siquiera los blogs oficiales, los suplementos de espectáculos de Clarín y La Nación tienen un tono y están escritos, tienen un lugar para la primera persona y para el humor que era impensable hace 10 años.
Yo creo que todo eso tiene que ver con los blogs y tiene que ver con las revistas y tiene que ver con que todo esto va cambiando. Por eso no digo derrota, me parece que es dar otras batallas.
P.Z.: Igual se nota que La mujer de mi vida tiene una relación más psicológica, porque agarraste la palabra de la forma que la hubiera hecho un psicólogo.
Marcela Basch: Hay un entrenamiento. [Risas]
P.Z.: Tenía anotado el tema de los blogs, para proponerlo en algún momento y salió bastante rápido para lo que esperaba. Siendo revistas de una distribución complicada, o de pocos ejemplares respecto de otros medios, vos [a MB] mencionaste Ñ y ADN. ¿Cómo hacen para decidir qué mostrar en la web, qué contenidos, y que eso no compita con la revista?
Alejandro Larre: Nosotros tenemos una relación entre tirada y ventas que no es tradicional, pero tampoco habla de un éxito de la revista -porque es todo tan pequeño-, pero tenemos una cosa muy linda: por ahí tiramos 500, que no es nada, pero sabemos que 300 están ubicados casi inmediatamente por gente que la está esperando. Yo no sé ni dónde están. Cuando me los encuentro son momentos de charlar largo y decir “¿vos sos el que la compra, man?”. Nunca crecimos en términos de números porque nunca lo quisimos: porque por ahí son sólo esos 300. Tirás 1000 y no vas a vender 600, vas a vender 310. Entonces nos quedamos ahí. Y así lo hicimos siempre, de los números que más tengo, por ahí tengo 100 o 150. Es como que no hay mucho misterio.
Entonces, el tema de ofrecer contenidos en la web no nos hubiera cambiado mucho. Igual, no lo hicimos mucho. Creo que el primer o el segundo número adelantamos algún material, pero tiene que ver con el ego del principio. Acá va a pasar todo, entonces le adelantamos un poquito y después compran a reventar. [Risas]
A nosotros no nos cambia en ese sentido, nosotros en el último número cambiamos de kioscos a librerías, que es algo que yo recomiendo a todos los que están editando estas cosas: que se olviden de los kioscos porque es una especie de aspiración democratizante ir al kiosco. Y en el kiosco hay culos [risas], o sea no tenemos que vender revistas literarias. Para nada. A nosotros nos cambió mucho porque en el último número pasamos de llevarle 4 ó 5 a un kiosco y que después de tres meses te digan “bueno, se vendieron dos” a ir una librería a donde acertaste y te digan “se vendieron 60”. Entonces no voy a hacer 300 kioscos de 2 ejemplares, voy a hacer 10 librerías y le dejo 50. Me puse en militante en eso: dejemos esas cosas de decir en los kioscos vamos a llegar a los demás. El público lector es el público lector, vos podés tentar a alguno, pero es trabajo de décadas.
Me fui por las ramas…
Fernando Krapp: Este tema está bueno, porque para nosotros el tema de la distribución es un re tema, porque al principio dijimos “una revista literaria, ¿dónde la vamos a distribuir?” Como tampoco tenemos distribuidor, la distribución la hacemos nosotros. Más que nada, la hacemos Damián [Huergo], que es el otro editor que está acá presente y yo. Y es un poco complicado, porque tenés que ir a hablar con el tipo del puesto, y decirle que la revista va a salir cada 4 meses, tenés que dejarle un remito y chamuyártelo un poco para que la ponga en un lugar donde se vea.
O la otra es que vas a los puestos de diarios de lugares que no son Corrientes y te dicen “ni me lo muestres”. Pero eso es como remar sobre asfalto. Lo que tiene el blog es como una facilidad… lo subís en el blog y sabés que va a haber gente que lo lea, pero es como medio frío. A mí particularmente no me gusta, me gusta comprar una revista. Soy medio anacrónico.
Marcela Basch: Hay algo con el fetiche del papel, porque sin duda… En ese sentido yo creo que La mujer de mi vida generacionalmente somos un poquito más vieja. No somos de la cultura blog. Cuando le conté a la gente del staff de esta invitación, les dije “¿alguno quiere venir?”, me dijeron “no, andá vos porque quieren a la gente joven”. Y yo tampoco soy tan joven. Somos un staff ecléctico en las generaciones y tenemos lectores de todas las edades, sabemos que tenemos lectores de 16 años y lectores de más de 70. Entonces estamos como un poco corridos en la generación, y nos pasa eso también con el papel. Y si bien yo veo que los blogs llegan mucho más fácil, y más rápido y más seguido a donde quieren llegar y forman más comunidades y muchísima más gente conoce lo que está en internet que lo que está en 500 kioscos -porque es así: se publica en el blog correcto y es conocido por muchísima gente y por la gente que tiene que conocerlo-, y en cambio en los kioscos las revistas perecen un poco. Pero sí, insistimos con el papel.
Esa es otra discusión, por qué insistimos con el papel. Y la distribución es un tema; casi que me da miedo hablar de la distribución porque es un tema de mafias. Es complicado.
Fernando Krapp: Pero ustedes trabajan con un distribuidor.
Marcela Basch: Sí. Entonces no quiero hablar más [Risas]. Pero es complicado.
Lo que les puedo decir es que varias veces en estos años hicimos la movida de ir a hablar con los kiosqueros, ir a hablar nosotros, las cinco personas del staff con los kiosqueros, sobre todo al principio, cuando fue el lanzamiento. Todavía nos pasan que nos dicen “ah, es una revista femenina”, porque se llama La mujer de mi vida. Entonces, ir a hablar con los kiosqueros en algunos puntos estratégicos donde pensamos que vamos a tener más lectores, por Corrientes, en Santa Fe y Coronel Díaz, en Plaza Freud, en el Subte. Y decir “esta revista, ¿usted la vende? ¿la expone?”. Hemos hecho bastante ese trabajo de hormiga, pero realmente de repartirnos las líneas de subte, decir “vos hacés la B, yo hago la A, vos hacés la D”. Es muy difícil, es como decís vos: remar sobre el asfalto.
El año pasado una persona hizo un trabajo de hormiga, de ir kiosco por kiosco con un excel, “¿cuántos vendió? ¿la gente la mira? ¿qué le preguntan? ¿podría exhibirla mejor? ¿cree usted que necesitaría más números/menos números para el mes que viene?” Esta información se pasó. En los distribuidores es como hablar con la pared, entonces es muy complicado el tema de la distribución.
Alejandro Larre: La distribuidora, digamos, roba sistemáticamente.
Marcela Basch: Yo no me quiero meter en estas cosas. Es muy complicado.
Alejandro Larre: Te roba sistemáticamente la distribuidora, como corporación general. Qué le vamos a hacer.
Gabriela Larralde: Volviendo un cachito al tema de los blogs y de las revistas, yo creo que hay dos temas. Uno que hoy en día todavía, lo que es impreso, como esta revista, tiene un prestigio distinto a lo que son los blogs. En la literatura y en general. Si bien, mucha gente lee blogs diariamente, no es lo mismo publicar un texto en Cuentos y más o en distintos blogs, que hacerlo en papel. Para generaciones atrás, pero también para nuestra generación. Entonces, creo que tiene que ver un poco con ese tema, que no hay verdadera competencia entre el blog y la revista.
Por otro lado, creo que la revista, más allá del gustito de tenerla en la mano y todo, tiene algo que el blog no tiene y que es muy difícil que tenga: que es liviana, es fácil de llevar. Parece una tontería. ¿Pero qué engloba esto? Yo, como muchos otros lectores seguramente, no leemos una sola obra a la vez. Por ahí leemos una biografía, y estamos leyendo un libro de cuentos, o algo de poesía. Porque uno no está del mismo modo todos los días o quiere leer siempre igual. Como a veces uno quiere ver una película de terror, otras veces una película humor. Y pasa un poco de eso, a veces quiere leer un ensayo, a veces quiere leer algo de ficción. Entonces, yo me encuentro que voy a salir, y por ahí voy a tener un día largo, y tengo un bache en el medio, tengo que viajar, y de golpe estoy metiendo tres o cuatro libros en la cartera, porque no sé qué voy a tener ganas de leer a la tarde, y la revista reúne todo eso en un formato cómodo, chico, que uno tiene en la mano y es verdaderamente mucho más fácil de leer que en una pantalla.
Encima esto tiene otro valor mucho más fuerte, que es el criterio con el que están seleccionados los textos. Cuando uno mete tres libros en su cartera porque está leyendo dos o tres libros a la vez, tiene un criterio de por qué lee esos libros, porque por ahí está leyendo una novela histórica y prefiere leer algo de poesía, o está leyendo a un autor que conoce y prefiere leer otro que no conoce tanto. Esto mismo, por ahí llevado al punto de la línea editorial, también tiene que ver con que uno se encuentra con un montón de textos, con un montón de cosas para poder ver, y que tienen una línea, un hilo conductor y una selección. Entonces me parece que es eso, que es un material lindo, fácil de llevar, de leer, y que engloba todo un montón de cosas.
Marcela Basch: “Compren revistas” [Risas] Y volviendo un poco a tu pregunta, si se compite con los blogs…
P.Z.: No sé si es ‘competencia’ la palabra. Pero ustedes tienen un blog e incluso muestran algunas notas de la revista.
Marcela Basch: Mostramos bastante poco y el sitio es bastante menos de lo que queremos. Pero a mí me parece, y es teoría, que ningún medio pierde lectores por duplicarse en internet. Es más: sumaría en difusión. Es hipotético, no tengo los estudios, pero no creo que este tipo de medios que tiene estas maravillosas cualidades que ella acaba muy bien de enumerar, pierdan lectores por el hecho de que los textos puedan leerse en internet. Como sí los diarios: tiene que ver con que la revista se guarda, y el diario se tira. Aquello que vas a tirar al día siguiente lo leés en internet.
Gabriela Larralde: Claro. El diario a las 10 de la mañana ya es viejo, porque los programas de radio fueron entrevistando a la misma gente, fueron sacando distintas conclusiones o más noticias, entonces el diario queda viejo. Con las revistas literarias no es así, porque uno elige el momento de leer un cuento, que no es siempre en el trabajo o frente a la computadora.
Foto: Matías Fernández
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Gabriela Larralde habla de prestigio entre lo impreso y los blogs, pero personalmente elijo leer desde el papel que toco y huelo a esta cosa de la compu. Será la edad.
Si bien no leí todo el debate, LMDMV ha sido siempre una revista de actualidades eternas. Releo los números “viejos” y su vigencia está, siempre. Me sigue maravillando la elección, desde los temas de tapa hasta los rellenos, pasando inavriablemente por los editoriales.
Coincido con Larre, también, en que los culos no se llevan bien con la literatura…al menos en los kioscos.