Por P.Z.
¡Más es mía el Alba de oro!
Rubén Darío
Estoy rodeado de viejos vinagres
Luca Prodan
I
Los personajes de Memento mori superan -todos- los setenta años. Algunos se acercan peligrosamente al centenario. Ninguno, por ahora, pretende morir. Parecen haberse olvidado. Por eso, alguien se encarga de recordárselo: la primera en recibir el mensaje es Lettie Colston. «Recuerde que debe morir», le avisan por teléfono.
¿Cómo deben considerarse esas llamadas? ¿Son amenazas? Mejor: ¿serán llamadas reales o serán invenciones de la vieja (y luego, los viejos)? ¿Cómo debería actuar la policía?
La llamada abre una novela increíble: Muriel Spark consigue que uno no le quite la atención a toda una troupe de viejos gruñones, cascarrabias, egoístas. Son como chicos caprichosos irritados por antiguas rencillas que – tal vez por eso de que las enfermedades de la senilidad borran la memoria a corto plazo y retrotraen el tiempo-lejos están de ser olvidadas.
II
A cierta edad parecería que es posible vivir en una sociedad sin clases. La edad empareja, en el trato cotidiano nacen afectos, pero es en la enfermedad donde se disuelven las diferencias. Aquí, con una vuelta irónica. Mientras los ricos y nobles sufren los achaques de la senectud, los sirvientes mantienen cuerpo y mente en mejores condiciones. Sin embargo las formas han de mantenerse: la hipocresía asegura el orden.
El dinero como el verdadero motor personal. Falsedad, odio, chantaje, histeria colectiva. Los condimentos de una comedia negra cautivante. Un ama de llaves que cuida a una mujer senil mientras chantajea a su marido y espera heredar la fortuna de una rival. Un hombre que mantiene la mente lúcida en un cuerpo inútil. Una hombre que se dedica a estudiar las reacciones físicas de sus amigos en los momentos de mayor inquietud («ha muerto Lisa, tómese el pulso»). Otro hombre que se cree Dios. Un ex detective que sufre con una mezcla de impotencia y hastío el reclamo de sus amigos para descubrir al autor de aquellas extrañas llamadas.
Y entre todo, un camino que se forma con las migajas de pan que M. Spark deja caer descuidadamente. Trotsky y Taylor pasan sus últimos días en un geriátrico. Ni Trotsky ni Taylor: dos ancianas que se llaman así. Sin contradicciones ni revoluciones, las mujeres se confabulan para echar a una enfermera cincuentona -«joven»- que las maltrata.
III
– Tener más de setenta es como estar en una guerra. Todos nuestros amigos se están yendo o ya murieron, y nosotros sobrevivimos entre los muertos y los moribundos, como en un campo de batalla – dijo Jean.
«Está divagando y poniéndose morbosa», penso damme Lettie.
Los generales romanos, luego de tras haber conseguido una importante victoria bélica, desfilaban por las calles de Roma mientras la gente vitoreaba y arrojaba flores. En esos momentos, un siervo que lo acompañaba se encargaba de recordarles su condición humana: «recuerda que debes morir», les decía.
¿Qué victoria han conseguido los personajes de Memento mori? La realidad, amarga, sólo muestra un grupo de viejos enfermizos cuya victoria es la de seguir vivos. Victoria que, a todas luces, en algún momento debe finalizar.
Lecturas relacionadas:
Los encubridores, de Muriel Spark
Estimado Patricio:
Comparto tu entusiasmo con esta novela. Y me pregunto: ¿cómo es posible que unos viejos vinagres resulten tan interesantes? Muriel Spark es una gran escritora, es lo primero que me viene a la mente. De alguna manera, se las ingenia para que el chantaje y la muerte no nos resulten repulsivos. Qué fortuna haberla conocido, ¿verdad?
Mis respetos y felicitaciones por el blog
G.B.
Guillermo,
gracias por tu comentario. En tres líneas conseguiste reseñar la novela con más precisión que yo en 600 palabras.
Mientras leía Memento mori pensaba en otro libro de viejos vinagres -aunque el argumento no tenga nada que ver- me despertó el mismo interés: El último encuentro de Sándor Márai.
Un saludo,
Patricio
¿Abren los fines de semana? Me dieron ganas de leer esta novela!!! ¿Cuánto cuesta?
Saludos, el blog es orientador para un lector desorientado como el que escribe.
Sigan así!!!!
Marcelo,
los fines de semana abrimos de 11.30 a 20. Te esperamos.
Muriel Spark tiene dos novelas editadas por La Bestia Equilátera y las dos son buenísimas: Los encubridores y Memento mori.
Saludos,
Patricio
El ûltimo Encuentro de Sandor Marai, ya lo tienen?
en el verano estaba agotado.
Saludos,
Claudia