Por Clara Levin.
Cuando vi en los estantes de Eterna Cadencia un relato de Julio Cortázar para niños, no pude resistir a la tentación de leerlo y, como era de esperarse para esta aficionada del autor, el libro no decepcionó. Además, después de reseñar Verlioka, sigo en tren de leer recuperaciones y adaptaciones de textos y autores clásicos para el público infantil. Me gusta compartir con mis hijas lecturas que son puentes entre su generación y las de quienes las precedemos; eventualmente esas referencias culturales les van a permitir establecer vínculos más allá de las acotadas fronteras de su círculo de gente conocida.
Discurso del oso, publicado este año por Alfaguara e ilustrado por Emilio Urberuaga, es un texto que Cortázar escribió en 1952 para los hijos de un amigo, el pintor y poeta Eduardo Jonquières, y que diez años más tarde integró el libro Historia de Cronopios y de Famas. También es el primer álbum infantil que se publica a partir de un texto suyo. Discurso del oso fue publicado anteriormente en 2008 por Libros del Zorro Rojo, una editorial barcelonesa dedicada a recuperar para los jóvenes textos de grandes firmas como Federico García Lorca, Ramón Gómez de la Serna, Mario Benedetti, Jack London, Mark Twain, Robert Louis Stevenson, Franz Kafka o Mary Shelley.
El libro cuenta en primera persona la historia de un oso que habita las cañerías de un edificio. Las recorre, las limpia con su pelaje y se divierte fastidiando o asustando a sus habitantes. Por las noches sale a contemplar la luna y, en verano, a nadar en la cisterna. Su vida en la tubería se contrasta con las vidas de las personas que viven adentro de los departamentos. Y si la expectativa es que la del oso sea una existencia menos privilegiada por vivir en un lugar estrecho, sucio y oscuro, por contraposición a las comodidades de la vida en los departamentos, el texto sugiere lo contario. Al presentar a los habitantes del edificio como seres quejosos, torpes y solitarios, y al oso como un ser juguetón y alegre, Cortázar subvierte la expectativa inicial y propone que los privilegios de una existencia no se miden en comodidades. Esto, pese a ser discutible, es un comentario válido, y es tristísima la imagen del vecino que duerme solo en su inmensa cama y sueña en voz alta sin poder compartir sus sueños con nadie, ni siquiera consigo mismo.
El oso, en cambio, se alegra por las cosas simples, como lavarse la cara en la “cisterna picoteada de estrellas” (preciosa metáfora). La alegría de este oso me trae a la mente un verso del Hamlet de Shakespeare, que traduzco: “Yo podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito…” (acto II, escena ii). Cortázar pareciera estar diciendo que la alegría es una cuestión de actitud.
Alejandro García Schnetzer, editor de Libros del Zorro Rojo, relata en un artículo publicado en junio de 2008 en la Revista Cuadernos de Literatura Infantil y Juvenil que, según Aurora Bernárdez, primera esposa de Cortázar, el origen de Discurso del oso está emparentado con el del cuento “Casa tomada” (Bestiario, 1951), y que sería los ruidos de los edificios y de las casas vecinas. Lindo dato. Sea cual fuere el caso, el texto es un exponente refrescante de literatura de lo cotidiano con el foco puesto sobre el ruido de las cañerías. Y la mirada con la que Cortázar mira lo cotidiano (la de un improbable oso que nos espía desde la tubería) es una mirada atípica, marginal, cronópica si se quiere y que descoloca al lector con su percepción diferente de la realidad, en un gesto característico del autor.
Al cierre del libro, el oso dice que por las mañanas acaricia las caras de las personas torpes, grandes y solitarias que describió, y parte, “vagamente seguro” de haber obrado bien. En la yuxtaposición de esas dos palabritas hay un guiño de ojo del autor que va más allá del parlamento del oso y comenta sobre el relato que termina. He aquí otro sello de su obra (cf. Rayuela, Libro de Manuel, entre otros).
Las ilustraciones del libro están a cargo de Emilio Urberuaga, creador gráfico de Manolito Gafotas, que es un personaje célebre de la narrativa infantil española. Son atractivas y coloridas. Me gustan particularmente los árboles de la primera página porque parecen paltas gigantes y el humo descomunal que despide la sartén de la cocinera Guillermina. Me resultaron curiosos los agregados del gato y el ratón que el texto no menciona pero que en las imágenes aparecen ubicuamente; casi diría que sus apariciones me parecen más surreales que el planteo de un oso que discurre y cabe en la cañería. Ah, otra cosa: mis hijas están convencidas de que las nubes del cielo nocturno son babosas. Apuesto a que Cortázar hubiera alentado esta interpretación, pero me preocupa Urberuaga.
Finalmente, quiero agregar que navegando por internet encontré una lectura del texto por Cortázar lui-même con su fuerte acento francés y dos imágenes inspiradas en el relato, de los ilustradores argentinos AlessandrArt y Alexiev Gandman.
Suelo preguntar entre mis conocidos qué buscan cuando leen ficción. ¿Entretenimiento? ¿Emoción? Mi esposo, por ejemplo, busca verdades. A mí, que me importa un rábano la verdad, y busco belleza y ternura, encuentro en las páginas de Discurso del oso algo que me hace seguir leyendo.
¿Por qué «Discurso del oso» acabó integrando «Historia de cronopios y de famas»?
Dice Cortázar en 1978:
«Francisco Porrúa que es el asesor de la editorial Sudamericana y un gran amigo mío, leyó los Cronopios en esa pequeña edición de mimeógrafo y me dijo: “Me gustaría editar este libro pero es muy flaquito, ¿no tienes otras cosas?”. Entonces yo busqué entre mis papeles y aparecieron las demás partes y me di cuenta de que, aunque fueran secciones diferentes en conjunto, había una unidad en el libro. En primer lugar una unidad de tipo formal, porque son todos textos cortos. Entonces los ordené y dio un libro de dimensiones normales. Esa es la historia».
Sobre el gato y el ratón que acompañan al oso en su periplo. Puede que su inclusión juegue por contraste con uno de los temas del relato: la soledad de los seres humanos, «que están tan solos».
Lo de las babosas aún no lo hemos descifrado. Hablaremos de inmediato con el ilustrador (es probable que nos atienda su mayordomo) y le pediremos que rinda explicaciones. Atentas lectoras como usted y sus hijas, merecen que se resuelva ese misterio.
Hola Clara, leí Discurso del oso, cuando estaba en cuarto grado, esto hace 22 años.
Al día de hoy no sabia que era de cortazar.
Cuando empesas tu reseña, me venían imagenes de cuando era pendejo. Me acuerdo que tenia varicela y no podía ir al colegio; que bueno una semana sin ir al colegio y leyendo.. saludos
Hola Alejandro,
qué interesante la cita sobre la génesis del libro. ¡Gracias por el aporte!
Sobre el gato, el ratón y lo del contraste, no sé; yo hubiera pensado que la posición del libro al respecto era algo así como: sentirse solo no tiene que ver con estar o no acompañado. Pero vaya uno a saber. Yo le pediría a Urberuaga, si sabe, que comparta. Y lo mismo les pediría a mis hijas respecto de las babosas voladoras. Pero en ambos casos, yo pregunto y es como si pasase un tren!
Clara, hemos hablado con el ilustrador. Informado sobre la interpretación de las señoritas Levin, declaró que su voluntad fue hacer nubes y no babosas.
Sin embargo añadió: «luego de Discurso del oso, tuve que ilustrar otro libro donde me toco dibujar un gusano-nube. Lo de las babosas quizá pudo ser un hecho premonitorio».
Sobre los osos, Aurora nos contó que Julio le regaló en Ginebra un pequeño oso mecánico y que entre los recortes de prensa que guardaba tenía el de un dibujo humorístico donde una osa polar y su osezno compartían un trozo de hielo flotante. Éste le decía temblando: «Mamá, lo que tú digas… pero yo tengo frío».
Alejandro, usted es un Sherlock! Lástima el papelón que me hizo pasar con el ilustrador… Ahora, fuera de chiste, muchas gracias por compartir esas dos perlitas. Lo aprecio especialmente!
Disfruté mucho la reseña, gracias!
Para un ilustrador es un sueño tener la oportunidad de ilustrar a Cortazar. Te invito a mi versión de Star Washers http://degliuomini.blogspot.com/2006/04/estrenando-blog.html y a la expo virtual http://forodeilustradores.com.ar/Cortazar/ del FORO.
Qué gracioso pensar que un ilustrador tenga mayordomo!