Sobre el ensayo Siempre nos quedará París. El cine y la condición humana, de José Pablo Feinmann (Ed. Capital Intelectual).
Por Patricio Zunini.
De las más de 150 películas que José Pablo Feinmann nombra en Siempre nos quedará París (Ed. Capital Intelectual), sólo 12 son de este siglo: tres veces menos que la cantidad de películas del cincuenta. Si se tiene en cuenta, además, que 4 son de Woody Allen —el libro tiene varios capítulos dedicados a él—, que algunas aparecen se las menciona casi como a pie de página y que la cantidad de películas europeas y argentinas es muy exigua, la conclusión a la que se llega es que el cine, para Feinmann, tiene lugar y fecha: Hollywood, a mediados del siglo XX.
Esta idea se subraya tanto desde la portada —una composición a partir de un fotograma de Cantando bajo la lluvia (1952)—, como desde el título: Siempre nos quedará París, dice Feinmann en el prólogo, «es una de las frases más hermosas jamás dichas en el cine y en la vida. Se la dice Bogart a Bergman en Casablanca, en el momento en que, saben, se separan para siempre».