«¿Roberto Bolaño se convertirá, para los historiadores del futuro, en otro de esos autores cuya obra más importante es póstuma?» En el interesante libro Roberto Bolaño. Una guía de lectura (Milena Caserola), Luciano Alonso no sólo plantea una forma de acercarse a los libros del autor chileno sino que también apuesta por una cantidad de nuevos libros por venir.
Por Luciano Alonso.
El Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) ha puesto a disposición del público, gracias a las artes de Carolina López (viuda de Roberto Bolaño), parte de los archivos personales de Roberto Bolaño, entre los que se incluye material inédito, manuscritos originales y diversos diagramas y proyectos que, de editarse, conformarían toda una bibliografía paralela.
Desde luego, a través de la muestra sólo se tiene acceso al material de manera absolutamente parcial. Apenas un vistazo que legitimaría la existencia de esos manuscritos, de esos cuadernos. Apenas la certeza de que no se trata de meras especulaciones. Es decir, tenemos una confirmación, a través de la contemplación de una página o de la portada de los cuadernos, de que esos cuadernos efectivamente existen. La vitrina nos impide profundizar. El decoro, también.
Habrá que esperar quién sabe cuánto tiempo hasta que ese material sea revisado, corregido, ordenado, hasta finalmente poder verlo impreso (si es que lo vemos impreso alguna vez). No es posible predecir el futuro. Tampoco podemos saber si Roberto Bolaño efectivamente quería ver impreso ese material o si sólo los consideraba borradores y nada más. (Las proyecciones que él mismo hizo sobre el futuro especulativo de su producción, indicarían que todo ese material no debe entenderse únicamente como borradores). Respetar la decisión de un autor sobre su propia obra es un tema difícil. Ni hablar si ese autor ya no está presente. Tomar una decisión sobre otro implica una gran responsabilidad. No me imagino los resquemores que los herederos deben tener al respecto.
Por otra parte, a veces los autores están obnubilados por su propia obra y las decisiones que toman respecto a ella son equívocas. Tanto cuando se trata de querer publicarlo todo, como cuando se trata de no querer publicar nada. Así que… ¿cómo podrían asegurar, los herederos de un legado literario, cuál es la decisión correcta?. La lista de obras póstumas que se han convertido en baluarte de la historia de la literatura universal es grande. (Desde luego, dicho listado debería incluir, ya mismo, una obra como 2666. No es casual).
Ahora bien, ¿será 2666 la primera de otras tantas? ¿Roberto Bolaño se convertirá, para los historiadores del futuro, en otro de esos autores cuya obra más importante es póstuma? ¿O acaso el resto del material inédito de Roberto Bolaño es apenas una curiosidad anecdótica, que merece mantenerse al márgen del resto de su producción?
Cabe la posibilidad de que Roberto Bolaño sólo estuviera exagerando cuando hizo el listado de sus libros por venir, cuando diagramó y proyectó todas sus futuras obras. No obstante, ese plan está a disposición del público y es sorprendente la cantidad de títulos que incluye. Si lo tomamos al pie de la letra, comprende nada más y nada menos que una veintena de títulos. Es decir, más de lo que hasta ahora se ha dado a conocer de su obra.
No me cabe ninguna duda de que todo ese material inédito puede ser perfectamente valioso. Si quienes lo han leído me dijeran que es, incluso, superior a lo que conocemos del autor, lo creería. Aunque quizás no. Quizás todo ese material inédito sólo tiene un valor testimonial, tal como el valor que puede tener una fotografía o un objeto personal. Y nada más. Es difícil saberlo. Así como así, la impresión que tengo es que, al menos en gran parte, ese material inédito es muy elaborado. De hecho, los curadores de la muestra han preparado un breve resúmen argumental de las obras inéditas, como para que nos hagamos una suerte de idea de lo que vendrá. Y las tramas, así resumidas en unas pocas líneas, son absolutamente convincentes y estimulantes.
El listado de las obras inéditas de las que Archivo Bolaño deja constancia se compone de los siguientes títulos: Lento palacio de invierno (1979), Tres minutos antes de la aparición del gato (1979), Las alamedas luminosas (1979), Las rodillas de un autor de ciencia-ficción, atrás (1979), El náufrago (1979-1982), Ellos supieron perder (1979-1982), La vírgen de Barcelona (1980), El contorno del ojo (1979-1982), El espectro de Rudolf Armand Philippi (1982), Adiós, Shane (1983), D.F, la paloma Tobruk (1983), Diorama (1983-1984), El espíritu de la ciencia-ficción (1984), El maquinista (1986), Última entrevista en Boca-cero (1995-1996), Sepulcros de vaqueros (1996), Todo lo que la gente cuenta de Ulises Lima (1996-1997), Vuelve el man a Venezuela (1999), Corrida (1999-2000), Comedia del horror de Francia (2001), Dos señores de Chile (2001).
Todo esto, sin contar los poemas.
Desde luego, es muy probable que muchas de estas obras puedan ser agrupadas en algún volumen recopilatorio. Otras, debido a la extensión que suponen, deberán editarse (en el caso de ser editadas) como libros autónomos. Es difícil adivinar, pero me arriesgaría a decir que hay al menos cuatro títulos de este extenso listado que me parecen más definidos, consistentes y prestos a su publicación futura. Me refiero a Diorama, El espectro de Ruldolf Armand Philippi57, El espíritu de la ciencia-ficción58 y D.F la paloma Tobruk. No tengo fundamentos para suponer tal cosa. Apenas una intuición y los resúmenes argumentales facilitados en Archivo Bolaño (1997-2013).
Lo cierto es que, por ejemplo, para escribir El espíritu de la ciencia-ficción, Roberto Bolaño realizó un extenso trabajo de investigación, utilizando una copiosa bibliografía que -de hecho- forma parte del material exhibido. Lo que quiero decir es que si el autor leyó y trabajó largo y tendido en ese libro (y hay pruebas materiales de que así fue), lo más probable es que dicho texto haya superado la etapa de mero borrador. Es probable que sea mucho más que apenas un proyecto o una idea.
En cuanto al resto, apenas conjeturas. Confío que dicho material se utilizará sabiamente. Todos sabemos que basta un poco de publicidad para convertir cualquier cosa que lleve la firma de Roberto Bolaño en un best-seller. Confío en que sólo se publicará aquello que merece ser publicado, sea cual sea el criterio que los herederos decidan.
Podría agregar, a modo de conclusión, que ya sea por el material inédito que vendrá, como por el interés constantemente renovado en los libros editados, lo cierto es que hay Roberto Bolaño para rato.
Enhorabuena.
Habría que prohibir el fracking postumo, contamina al autor, le hace decir cosas que solo borroneo y tal vez un acv o sus fobias y actos fallidos no le permitió incendiar.
Algún día escanearan el cerebro de los autores muertos y continuarán las obras completas hasta el final de los tiempos.
Adhiero al valor testimonial, sobre todo para los que estudiamos la obra y nos llena de alegría ver cómo surgió un personaje que rastreamos a lo largo sus novelas o ver cómo un episodio transmuta con el tiempo y reaparece resignificado. Pero me duele pensar que todo esto está en nuestras manos porque él ya no está para resguardarlo y seguir puliendo y publicando según su criterio, y por ende no comparto la confianza… lo van a hiperpublicar hasta el desgaste… echeverría y herralde ya no están a cargo del tema.
Fijese, Raul, que si lo «póstumo» estuviera prohibido, no conoceríamos el privilegio de leer una obra como 2666.
Adhiero al valor testimonial, sobre todo para quienes nos dedicamos a su obra, porque nos llena de felicidad ver cómo nace un personaje o episodio nace y luego transmuta de texto en texto. En ese sentido es un documento invaluable. Pero no comparto la confianza en el criterio de publicación a futuro… ni su albacea designado (echeverría) ni herralde su editor amigo, están ya a cargo de tales decisiones…
Y ni hablar de que me llena de pena porque me hace acordar de que él ya no está para seguir puliendo y publicando a piacere (aunque esto, a la vez, lo haga inimputable y lo proteja).
Un libro que, además de muy bien escrito, nos incita a lectores -lo de Bolaño pero también los de Alonso-, a conseguir y devorar todo el Bolaño que nos debemos.
2666, claro, no es fracking de viuda prro decir que «no se vayan que ahora viene lo mejor…»
Raúl deslizar la sospecha de que «Quizás todo ese material inédito sólo tiene un valor testimonial, tal como el valor que puede tener una fotografía o un objeto personal. Y nada más.» me parece muy diferente a decir: «no se vayan que ahora viene lo mejor».
Nadie dijo eso. Por el contrario, comparto la desconfianza instintiva ante el material por venir, pero una cosa es gozar del beneficio de la duda y otra muy distinta es rechazarlo de plano, incluso antes de verlo editado.
Sin Max Brod, arqueólogo de lo póstumo o bombero en este caso, no habría Kafka, apenas unos cuentos. Asi que claro vivan los albaceas, excavadores, mineros, aunque tengan alma de escultores.
Hay una presión económica, viudas, herederos, pero está la ética. Hoy se práctica el fracking desesperado contra los discos duros, cajones, mesas de luz.
Pero Bolaño, como todo escritor profesional, suele someter su borrador a la intensa prueba de la corrección, un ciclo que lo detiene la decisión de publicar. Nadie sale a la calle en calzoncillos y hay cosas que un autor dejó en alguna libreta o doc, que son apenas un mal ejemplo de lo que habría sido.
Saludos.
y para terminar, aquellos que son dados a terminar la obra dejada a medias, imaginar donde habría levantado un capítulo, ordenar qué va primero, dónde lo otro, creo que en Los Tadeys, alguien, no se si Aira intenta un modelo para armar.
Poco se puede decir de un libro como tan pobre como el de Alonso. En cuanto al tema de los carroñeros literarios, pues eso; Bolaño parecía tener un alto control sobre su obra y, lamentablemente, el valor de novelas como El tercer Reich o Los sinsabores del verdadero policía es meramente documental y anecdótico, solo dan parte de un escritor que escribía y que trabajaba en varios proyectos. En el estado de elaboración en que se encuentran esos escritos apenas podemos vislumbrar el verdadero valor literario de la obra de Bolaño.