La música se hace un lugar en la mesa de novedades.
Levante la mano el que alguna vez dijo «¡Yo a ese lo conozco desde tocaba en Cemento!». Catedral del rock under, por su escenario pasaron los Redondos, Divididos, La Renga, Almafuerte, Malón, Bersuit y cuántos más. El Gourmet Musical nos trae un plato exquisito: Cemento. El semillero del rock, de Nicolás Igarzábal. ¿Cuántos próceres tiene el rock argentino? El cabrón de Enrique Symns está, sin dudas, en el parnaso local. Esta semana llegó el perfil que Christian Masello escribió para Letra Sudaca. Enrique Symns. Dolor, soledad y magia frente a las puertas de la eternidad, trae, además, prólogo del Indio Solari. Te amo, te odio, dame más… música: mi viejo era más de los Rollings, mamá de los Beatles. ¿Eran rivales o amigos? En Los Beatles vs. los Rolling Stones, el historiador John McMillan lo revela. Y cerramos el parte de novedades con El hombre que amaba a Amy Winehouse, de Julio Barriga. ¿A este freak señor Barriga también habrán tratado de make him go to rehab?
Cemento. El Semillero del Rock, Nicolás Igarzábal
(El Gourmet Musical, 256 páginas)
De las primeras misas ricoteras a las últimas apariciones de Sumo sobre el escenario, Cemento vio despegar a los grupos sustanciales del rock argentino de los últimos treinta años. Allí, en ese boliche del barrio de Constitución, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota presentaron Gulp!, Luca Prodan y los suyos filmaron todos sus videoclips, los Ratones Paranoicos registraron un DVD, Bersuit Vergarabat se probó los pijamas, La Renga y Divididos actuaron a beneficio de un comedor infantil, Los Piojos regalaron sidra y pan dulce para una fecha navideña, Hermética le dio la bienvenida a Ácido Argentino, Catupecu Machu, Los Violadores y Todos Tus Muertos grabaron discos en vivo de lo más crudos, Flema despidió a Ricky Espinosa y Babasónicos mostró temas de Jessico, entre otros hitos. Refugio del punk, el heavy metal y de las mil variantes del rock, acompañó al crecimiento de Los Brujos, La Portuaria, Los Rodríguez, Viejas Locas, Fun People, Almafuerte, Malón y A.N.I.M.A.L. durante la década de los ‘90, además de recibir a leyendas internacionales como King Diamond, Misfits, Buzzcocks, Lee Ranaldo, Marky Ramone y Queens Of The Stone Age. Grupos consagrados como Las Pelotas, La Vela Puerca, No Te Va Gustar, Fabulosos Cadillacs, Carajo, Massacre, El Otro Yo y Miranda! también dejaron su estela entre esas paredes. Pero al mismo tiempo, este local abierto por Omar Chabán y Katja Alemann en 1985 fue cuna del teatro under y los espectáculos más bizarros que pudieran encontrarse en Buenos Aires. Por todas estas historias, recopiladas por primera vez en un libro, Cemento se ganó el título indiscutido de “El semillero del rock”.
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Los Beatles vs. los Rollings Stones, John McMillian
(Indicios, 288 páginas)
En la legendaria década de 1960, las dos bandas más grandes del mundo libraron una batalla épica. Tanto los Beatles como los Rolling Stones sostenían que en realidad no eran rivales, que eso no era más que un invento de los medios, pero a ambos lados del Atlántico nunca dejaron de competir en términos de éxito comercial y credibilidad estética. En un viaje que lleva a los lectores desde Liverpool y Londres hasta Nueva York, McMillian analiza también las relaciones personales entre ambos grupos, la manera en que Lennon y McCartney alentaron a Jagger y Richard para que compusieran sus propias canciones, y la conflictiva y finalmente perniciosa influencia de la situación financiera de las dos bandas. Basado en una exhaustiva documentación, Los Beatles vs. los Rolling Stones es, además del retrato definitivo de la amistad y rivalidad entre las dos bandas más importantes del rock, un análisis de una década vital en la historia de la cultura actual.
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Enrique Symns. Dolor, soledad y magia frente a las puertas de la eternidad, Christian A. Masello
(Letra Sudaca, 136 páginas)
«Symns, el escritor, el monologuista de grupos de rock, quien con su palabra oral fuera parte fundamental de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota durante los ochenta (despedido en tiempo de descuento, cuando el grupo preparaba el vuelo hacia el estrellato), el héroe del whisky, el blanco de toda la artillería, el hechicero de la tribu cocainómana porteña, el dueño de una pluma prodigiosa, el periodista gonzo, el generador de una revista que caló profundo en el alma de los desalmados, el cronista del Circo beat, el que cruzó la frontera y recaló en una publicación chilena revolucionaria en el mejor sentido del término, el que cayó en desgracia en tierra trasandina, el que volvió vencido a la casita de los padres muertos, el niño envuelto en cuerpo de adulto, el que vivió en la calle, el candidato permanente a fallecer de sobredosis, el abrazado por la diabetes, el que sufrió un ACV, el que dejó la merca, ¿el que volvió a esnifar?, el que murió, el que resucitó, el que a veces parece morir de nuevo, etcétera, etcétera, etcétera…»
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El hombre que amaba a Amy Winehouse, Julio Barriga
(El cuervo, 164 páginas)
Poeta. Niño serio. Adolescente eterno. Reo por tres meses. Hippie jubilado por la calvicie. Policía judicial. Etnógrafo de cantinas. Obrero migrante. Ciclista kamikaze. Casero de la melancolía. Cosechador de tempestades. Hincha de Vodka Junior. Bromista de lo terrible. Cierto tipo de solitario. De máscara sincera. Amigo del abismo. Fanático de la libertad. Violador de intimidades. Donador de riñones. Alzheimer de la lengua. Con la sonrisa en el bolsillo. Viudo de Amy Winehouse. Ladrón de citas y rosas. Poeta y jubiloso ante el fin. El otro, el mismo el propio. Con ustedes, Julio Barriga.
¿ Y el de David Byrne «Como funciona la musica» editò LITERATURA RANDOM HOUSE, 2014 ?