La autora de La abuela civil española (Seix Barral) y editora en Factotum presenta sus cinco citas favoritas de Las primas, Premio Nueva Novela Página/12 (2007), de Aurora Venturini (La Plata, 1922).
Selección de Andrea Stefanoni.
“Pero adiviné que el alma sería semejante a una sábana blanca que estaba dentro del cuerpo y que cuando se manchaba las personas se volvían idiotas”.
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“Miró en dirección a Betina que roncaba como un hombre y hacía lo demás en el aparato que agregaron a la silla debajo de lo que se anunciaba por el olor y los fogonazos pero la infeliz no tenía culpa de nada y yo pensé que la mayoría de los que estábamos ahí no teníamos razón para festejar cumpleaños y que debiéramos festejar defunciones ya que obligados a vivir ocupábamos un lugar en el espacio que acaso le hiciera falta a uno nacido normal”.
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“Yo la agarraba de los pelos y le metía la cara en el plato y entonces ella callaba. Qué culpa tenía yo de los errores de mis padres. Tramé pisarle la cola del alma”.
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“Llegó el mediodía y hubo que limpiar a Betina y yo que me dormí en el piso me ducharía y los demás harían lo que acostumbraban cotidianamente (diccionario) y la vida y las vidas seguirían sus cursos y también las muertes seguirían sus cursos porque así ocurre aunque los malintencionados intenten negar valores (ídem) innegables”.
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“Todas las fatigas y penas de mi vida cayeron como chaparrón de invierno encima de las sábanas que ustedes conocen y no contesté ni una palabra al horror de este guante dado vuelta que fuera cuanto expresó el infeliz, el único más infeliz que yo porque no hallaría remedio. Se fue.
Y pasó diciembre, enero, febrero, en marzo comencé las clases. Me sentía recién nacida, conseguí nivelarme, exponer, viajar.
Borré. Borré. Borré todo”.
Todas las citas fueron tomadas de Las primas, de Aurora Venturini, Mondadori, Buenos Aires, 2009.
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