¿Hay algo mejor para aprovechar el feriado del 25 de mayo que quedarse en la cama leyendo?
Después de la feria, la librería se nos llenó de nuevos títulos. Aquí «tenemos de todo como en botica». Por ejemplo, la novela Muerte súbita de Alvaro Enrigue, que ganó el Premio Herralde. Y también la alt lit de Noah Cicero que publicó Metalúcida. Entrevistamos a Enrigue, comentamos la de Noah. Para los que buscan ensayos: la nueva antología de Marx seleccionada por Horacio Tarcus y el nuevo libro de Thomas Piketty (un ladrillazo de 663 páginas que viaja directo a la ventana más alta del sistema capitalista). Queremos destacar, además, tres títulos que llegan desde la editorial chilena Hueders: Padres e hijos, de Roberto Merino, Esa visible oscuridad, de William Styron, y El dios salvaje, de Al Alvarez. Los libros de Hueders (estos 3 y otros, como Actos de caridad, de Aira) se consiguen casi exclusivamente aquí, en Eterna Cadencia.
Aquí abajo la descripción de cada título.
Muerte súbita, Alvaro Enrigue
(Anagrama, 264 páginas)
El 4 de octubre de 1599, a las doce en punto del mediodía, se encuentran en las canchas de tenis públicas de la Plaza Navona, en Roma, dos duelistas singulares. Uno es un joven artista lombardo que ha descubierto que la forma de cambiar el arte de su tiempo no es reformando el contenido de sus cuadros, sino el método para pintarlos: ha puesto la piedra de fundación del arte moderno. El otro es un poeta español tal vez demasiado inteligente y sensible para su propio bien. Ambos llevan vidas disipadas hasta la molicie: en esa fecha, uno de ellos ya era un asesino en fuga, el otro lo sería pronto. Ambos están en la cancha para defender una idea del honor que ha dejado de tener sentido en un mundo repentinamente enorme, diverso e incomprensible.
¿Qué tendría que haber pasado para que Caravaggio y Quevedo jugaran una partida de tenis en su juventud? Muerte súbita se juega en tres sets, con cambio de cancha, en un mundo que por fin se había vuelto redondo como una pelota. Comienza cuando un mercenario francés roba las trenzas de la cabeza decapitada de Ana Bolena. O quizá cuando la Malinche se sienta a tejerle a Cortés el regalo de divorcio más tétrico de todos tiempos: un escapulario hecho con el pelo de Cuauhtémoc. Tal vez cuando el papa Pío IV, padre de familia y aficionado al tenis, desata sin darse cuenta a los lobos de la persecución y llena de hogueras Europa y América; o cuando un artista nahua visita la cocina del palacio toledano de Carlos I montado en lo que le parece la máxima aportación europea a la cultura universal: unos zapatos. Acaso en el momento en que un obispo michoacano lee Utopía de Tomás Moro y piensa que, en lugar de una parodia, es un manual de instrucciones.
Padres e hijos, Roberto Merino
(Hueders, 96 páginas)
“No creo que entendamos cabalmente ni a nuestros padres ni a nuestros hijos. De hecho, estas personas –las más cercanas que pueda imaginarse– son el espejo diferido en el que tratamos de escrutar nuestra propia imagen. En el proceso, que es vertiginoso, los padres envejecen, los hijos crecen y nosotros mismos reajustamos el yo todos los días ante el panorama cambiante de la realidad. Hijos y padres son referencias de navegación, como los faros o las formaciones estelares: brillan para nosotros en la medida en que nos desplazamos quién sabe hacia dónde.
Los padres suelen proyectar en sus hijos los vacíos de sus propias vidas. Muchas veces endilgan en ellos el mandato de sus destinos inconclusos. Los hijos huyen de esa fatalidad de la especie en un intento casi desesperado por la individuación. El psicoanálisis ha revisado este fenómeno hasta el hartazgo.
Estas crónicas están enfocadas en los escenarios cotidianos del fenómeno. Me parece que el tema empezó a hacerse visible para mí una vez que fui padre. Antes sólo estaba dedicado a huir y no tenía ojos más que para las vías de escape. Mis hijos me devolvieron a mis padres, como si trajeran, con las preocupaciones, los miedos y las alegrías, el tramo circular que le faltaba a mi existencia. Sé que he abusado de las imágenes en esta aclaración. Esto sucede siempre que un hecho o una circunstancia nos excede al mismo tiempo que nos compromete profundamente”. Roberto Merino
Esa visible oscuridad, William Styron
(Hueders, 86 páginas)
La depresión, antes llamada tristeza o melancolía, tan intensa que bloquea el deseo de vivir, es una experiencia mucho más común de lo que parece y que hay que sacar a la luz: ese el cometido del novelista estadounidense William Styron en este texto autobiográfico, publicado originalmente en la revista Vanity Fair en 1989. A los 60 años, tras un largo período de desánimo, dejar el alcohol de golpe y viajar a París a recibir un premio, Styron terminó en el hospital a punto de suicidarse. Sabía que es casi imposible hablar universalmente de los abismos del dolor, pero aquí escribe para que otros puedan comprender, y combatir, la fuerza de la aniquilación. William James, Abraham Lincoln, Albert Camus, Primo Levi, Randall Jarrell, Romain Gary, Jean Seberg, Abbie Hoffmann, son sus guías y amigos en este ensayo de duelo y salvación, que permite ver de frente la oscuridad vedada de la muerte.
El Dios Salvaje. Ensayo sobre el suicidio, Al Alvarez
(Hueders, 356 páginas)
Después del suicidio de su admirada amiga, la poeta Sylvia Plath, y como una forma de entender su propia experiencia de suicida frustrado, el ensayista, crítico y poeta Al Alvarez recorre la historia de la autoaniquilación desde Roma hasta el psicoanálisis. Observa el castigo social hacia elsuicida y muestra, a través de la literatura, que puede significar muchas cosas: un grito de ayuda desesperado, unrechazo radical del mundo, el mayor acto de libertad, una confesión de fracaso. Alvarez construye un estudio incomparable sobre un tema todavía poco pensado, y sigue elhilo negro para proponer una nueva teoría del arte y sobre todo reflexionar vitalmente sobre las fuerzas oscuras que nos acechan.
Trabajá. Cuidá a tus hijos. Pagá tus cuentas. Acatá la ley. Consumí., Noah Cicero
(Metalúcida)
En esta novela punzante de Noah Cicero, uno de los escritores más destacados de la “alt lit” norteamericana, lo que comienza como una sátira al mundo de las cárceles y al deseo de reformar a los prisioneros—llamados “residentes”– va ampliándose hasta el absurdo para convertirse en una crítica feroz de la sociedad capitalista moderna y los pilares que la sustentan. En Michael, el narrador de la primera parte, Noah ha encontrado la sustancia perversa del “sueño americano”: quienes defienden el sistema son aquellos que no reciben el sueldo suficiente para disfrutar de ese sueño (pero lo hacen, porque, bueno, necesitan un adecuado seguro de salud). Esta novela bipolar nos muestra, en diálogos que se muerden la cola y escenas apocalípticas farsescas, qué es lo que uno debe hacer para convertirse en un buen ciudadano y consumidor, ¿o son ambas cosas lo mismo? Edmundo Paz Soldán
El capital en el siglo XXI, Thomas Piketty
(FCE, 663 páginas)
El lector encontrará en estas páginas un muy detallado análisis de cómo se han distribuido el ingreso y la riqueza en el mundo, desde el siglo xviii y hasta nuestros días. A partir de una rica base de datos económicos de una veintena de países —disponible en línea para quien quiera profundizar en tal o cual asunto— y con certeras pinceladas literarias —Balzac y Austen sirven para dar ejemplos de cómo las sociedades han entendido su relación con el dinero—, Piketty hace un minucioso recorrido histórico y estadístico para identificar ciertos patrones en el proceso de acumulación del patrimonio en las principales economías. Para el investigador de la École de Economie de Paris, cada nación ha respondido de manera diferente a una ley básica del capitalismo, según la cual el rendimiento del capital suele ser superior, a veces por mucho, a la tasa de crecimiento de la economía, lo que puede estimular la concentración de la riqueza y agravar la inequidad; queda a los Estados decidir, individual o colectivamente, cómo infl uir en esa fuerza polarizante.
Nueva antología de Karl Marx a cargo de Horacio Tarcus
(Siglo XXI)
Esta Antología, cuya edición estuvo al cuidado de Horacio Tarcus, uno de los más reconocidos historiadores del pensamiento de las izquierdas, está destinada no a los especialistas sino a los estudiantes y lectores en general que buscan acercarse a la obra de Marx por primera vez. Y viene a salvar una ausencia, ya que textos emblemáticos como el Manifiesto Comunista o El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, entre otros, circulaban hasta hoy aislados, y las escasísimas antologías disponibles son tributarias de la ortodoxia soviética, ya superada. Este volumen reúne, en versiones completas y anotadas, los textos fundamentales de Karl Marx, esos que se han convertido en clásicos y en cita obligada dentro del amplio campo de las humanidades y las ciencias sociales. El orden de los escritos sigue un criterio cronológico, en un arco que va de 1843 a 1881, desde su ensayo sobre la cuestión judía, pasando por los capítulos centrales de El capital, hasta su visión de los primeros movimientos revolucionarios en Rusia.
Deja una respuesta