Daniel Guebel habla de su nuevo libro, Las mujeres que amé (Penguin) y de la obra Pobre Cristo, que se presenta todos los sábados a las 23 en el teatro El extranjero (Valentín Gómez 3378, Abasto). “El teatro es más sagrado y más salvaje que la novela”, dice.
Por Patricio Zunini.
Cristo es mujer.
La sala del teatro El extranjero está a oscuras, la luz difusa sobre las butacas apenas permite reconocer parte de la escenografía: una escalera que termina en una suerte de tarima alta. Hay unas sábanas descuidadas en la escalera y en el piso. De a poco el escenario se ilumina y las formas ganan definición. La tarima es una columna jónica; las sábanas se mueven: en la escalera estaba Cristo envuelto en un sudario. Lo primero que llama la atención de Cristo es que sea una mujer. La actriz se llama Ariadna Sturzzi y antes de protagonizar Pobre Cristo —la nueva obra escrita y dirigida por Daniel Guebel— actuó en La cantante calva, Ricardo III y Antonio y Cleopatra, entre otras.