Iosi Havilio habla de su nueva novela, Pequeña flor (Penguin Random House): “Es insólito que algo cuya materia prima es la imaginación tenga ánimos conservadores tan férreos”, dice.
Por Patricio Zunini. Foto: Xavier Martin.
Mientras Iosi Havilio escribía La serenidad, una novela de corte experimental que publicó el año pasado Entropía, trabajaba también en otra de tratamiento más convencional: Pequeña flor (Penguin Random House). “Escribía una con cada mano”, dice. Pequeña flor está narrada por José, quien, al perder el trabajo en una fábrica de fuegos artificiales, se queda en casa cuidando a su pequeña hija Antonia mientras es su mujer la que retoma su antiguo empleo en el mundo editorial. El aparente costumbrismo estalla rápidamente cuando José, no queda claro si con intención o por accidente, asesina de un palazo en la nuca a su vecino. La sorpresa se da al día siguiente, cuando José, tras una jornada de angustia, con el propósito de cubrir sus huellas vuelve a lo del vecino y éste lo recibe, vivo, ileso. Pequeña flor sorprende por las variaciones, los tonos, los riesgos que toma un autor que ya está entre los más consagrados de su generación.