Se despide la rosarina de su serie con poemas de Leandro Llull, que acompaña, como en las tres oportunidades anteriores, con un collage de su autoría.
Por Beatriz Vignoli.
El parrillero
Con el humo velando los rostros
mi padre y yo preparamos el domingo.
Entre pitada y pitada su voz suma me indica el cómo.
Puedo y lo hago, cumplo el destino
del papel en la pira. Él hizo el fuego,
él hizo el viento y el parrillero.
Puesto el ternero de lado
el domingo come de la carne del hijo. Arde,
pierde su sangre,
gime el vapor en la boca del fuego.
Y el papel ardido vuela ominoso,
no quiere ser testigo.
Tampoco yo lo quise. Volé
como aquellos pájaros negros
que se hicieron del viento
y huyeron tras los muros.
a
El cigarrillo
Del parrillero tomó su punta el fuego
y arde. Atados con humo
en un nudo de humo, sólo la yesca,
la mano alzada, la chispa que traza
la ceniza, el silbo agudo
de la sombra en la niebla.
Con cada pitada
crepitan los días
igual que en mi pecho.
Deflagra mi padre
y fuma.
a
Leandro Llull nació en Rosario en 1983. Es egresado de la carrera de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario. Tocó el bajo en dos bandas de rock locales: Golem (donde también escribió casi todas las letras de un disco inédito, La balada del niño ritual) y Sánchez. Ha coordinado un ciclo de lecturas en un bar y dos talleres literarios. En 2010 participó en la residencia Estación Pringles. Publicó los libros de poesía: Disonancia del jardín (2009, Editorial Municipal de Rosario; primer premio en el Concurso Municipal de Poesía Felipe Aldana) Horas menores (2013, Buenos Aires, Huesos de jibia), A los pibes crudos (2015, Bahía Blanca, Vox; primer premio en el género poesía del Concurso de régimen de fomento del Fondo Nacional de las Artes). Los poemas incluidos en este dossier pertenecen a sus libros Disonancia del jardín y A los pibes crudos.
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