Martín Kohan y Tomás Abraham, junto a Edgardo Castro, presentaron ayer La gran extranjera, de Michel Foucault (Siglo XXI).
Por Patricio Zunini.
La editorial Siglo XXI acaba de publicar el volumen La gran extranjera, que reúne textos inéditos de Michel Foucault sobre literatura y pertenecen a conversaciones radiales, cursos y conferencias que el filósofo francés dio entre 1963 y 1971. No serán estos los únicos artículos rescatados: La gran extranjera es el primero de una serie; la biblioteca de Foucault tiene más de 40mil páginas a la espera de ser leídas y catalogadas. La edición argentina respeta el título y el orden de los textos de la francesa y, además del prólogo original, incluye una introducción de Edgardo Castro. Foucault usa a la literatura como una herramienta para explorar la locura. «La locura es la extraña sintaxis del discurso», dice. Con ese objetivo lee a Cervantes, Shakespeare, Artaud, Proust, Diderot, Sade.
Ayer por la tarde, en la librería vecina Daín (en la esquina de Nicaragua y Thames) Martín Kohan y Tomás Abraham, junto a Eduardo Castro que ofició como moderador, presentaron La gran extranjera. Dato curioso: Kohan estudió Foucault en la cátedra de Abraham en el ’85 —al año siguiente de la muerte del francés—, la docente de su comisión era Hebe Uhart.
“Hay casi un género post mortem”, dijo Kohan, “que consiste en publicar lo último, lo ultimísimo, lo ultimérrimo. A mí me entusiasma que La gran extranjera vaya más atrás, lo que al mismo tiempo contribuye a desarmar una mirada histórica lineal que sería inadecuada en Foucault porque provocaría una especie de progreso o de etapas en su trabajo. Leemos en los textos del período de La gran extranjera lo que todavía no estaba, pero leemos sabiendo lo que vendría después. En el Foucault de los primeros años está la huella de aquel que está preparado para encontrar las invariantes.”
Foucault indaga en la relación entre literatura y locura a partir del análisis de obras de Shakespeare, Cervantes y Diderot. Si la locura es lo otro de la razón y por lo tanto lo que nos permite vislumbrar sus contornos históricos, la literatura es ese discurso capaz de expresar el orden del mundo en un momento dado y, a la vez, su dimensión de exceso, de desborde. Dice:
Es cierto que la literatura se hace con lenguaje, así como la arquitectura, después de todo, se hace con piedras. Pero no hay que extraer de ello la conclusión de que es posible aplicarle indistintamente las estructuras, los conceptos y las leyes que valen para el lenguaje en general. (…) Por otro lado, además, al aplicar en estado bruto los análisis lingüísticos a la literatura olvidamos, justamente, que esta última se vale de estructuras significantes muy particulares, mucho más finas que las estructuras propias del lenguaje.
“La locura es el límite inextricable de la literatura”, siguió Kohan. “La locura en Don Quijote es siempre trágica. «Don Quijote siempre está a dos pasos de volver sobre su propia locura», dice Foucault. La locura en Don Quijote es distinta a la de Sade, donde es una locura de la palabra razonante, y también es distinta en Artaud, donde aparece para recuperar su derecho soberano al lenguaje. La locura, dice Foucault, es un sordo rumor de la razón.”
Tomás Abraham se refirió a la figura del Marqués de Sade. Si para Foucault, el concepto de biblioteca está relacionado con Mallarme y el de simulacro con Proust, el de transgresión está vinculado con Sade. “El afuera”, dijo Abraham en relación a la extranjería del título del libro, “no tiene que ver con el poder sino con el límite y lo que fuerza el límite no es contrapoder: es la transgresión. Desde su lectura de esta obra monumental, Foucault reconoce que Sade dice siempre lo mismo, que una de las características de la literatura sadiana es la repetición maníaca de lo mismo, y que Sade transgrede las convenciones no tanto de la cordura sino de la ideología occidental.”
De los artículos del libro, Abraham se interesó, sobre todo, por la Conferencia en Búfalo de 1971. Dijo: “Lo que le interesa a Foucault es lo que llama «la regulación interna de la literatura»: por qué hay ciertas obras locas que entran en el canon. La idea de que la literatura subvierte la circulación convencional de las palabras no se da porque es literatura, se da porque está el autor. Es cierto que nadie habla como escribe la literatura, pero tampoco nadie habla como se escribe el derecho jurídico.”
La obra de Foucault continúa publicándose y estudiándose. Cada libro dice algo nuevo, no sólo sobre la propia producción del francés, sino sobre el debate de lo contemporáneo. Nada mal para alguien que murió hace más de 30 años.
hola, quedó algún registro audiovisual, o futura desgrabación de la presentación?
Debe de haber estado más que interesante!
Gracias, saludos