Con esta entrevista a Carlos Díaz, director editorial de Siglo XXI, comienza una serie de reportajes sobre el estado de la edición en la Argentina.
Por Patricio Zunini. Foto: Andrés Peréz Moreno.
La primera etapa de Siglo XXI en la Argentina fue en la década del setenta y, aunque en el imaginario de los lectores tuvo un fuerte impacto, duró apenas cinco años. En ese entonces publicaron Para leer al pato Donald, de Dorfman y Mattelart, los estudios sobre el origen del peronismo de Murmis y Pontantiero, ensayos de José Luis Romero y Halperín Donghi. Poco después del golpe de Estado, las intimidaciones que venían soportando se intensificaron al punto tal que, finalmente, un grupo de militares entró por la fuerza en las oficinas, se llevó ejemplares —luego fueron quemados— y secuestró al entonces director editorial, Alberto Díaz, que estuvo dos meses en cautiverio. El proyecto quedó trunco. Siglo XXI Argentina cerró y Alberto Díaz se exilió en Colombia junto con su familia. Viajaron a Bogotá, donde él se hizo cargo de la filial que se estaba abriendo. Más de dos décadas después la casa central en México encargó un estudio de factibilidad para desembarcar nuevamente en el país y el joven sociólogo que llevó adelante el trabajo resultó ser Carlos Díaz, hijo de Alberto. Carlos analizó el escenario, estudió posibles competidores y presentó tres posibilidades: montarse a una distribuidora ya existente, montar una distribuidora o montar una editorial. “Les dije que definitivamente optaran por la tercera”, recuerda, “porque, a pesar de llevar 23 años de ausencia, Siglo XXI era muy recordada y su prestigio seguía intacto”. Los mexicanos aceptaron la propuesta y doblaron la apuesta: le ofrecieron la dirección. El modelo de negocios buscaba armar una red comercial importando el catálogo de México para, una vez que estuviera asentada, comenzar a desarrollar el catálogo local. Las nuevas oficinas abrieron el 4 de octubre de 2000 con un capital de 78.000 pesos-dólares —era la época de la convertibilidad—, que alcanzaba a cubrir los primeros sueldos, el alquiler, algunos costos iniciales. Dos días después, Chacho Alvarez renunciaba a la vicepresidencia del gobierno de Fernando De La Rua. Y al año siguiente llegó diciembre de 2001. Los libros de Adriana Hidalgo salen con una faja que dice “La última editorial del siglo XX”. Siglo XXI debería salir con una que dijera “La primera de la crisis”.