El francés David Foenkinos habla de las novelas Lennon y Charlotte, ambas publicadas por Alfaguara: «Mi próxima novela es mucho más larga, pero no va a ser tan buena», dice.
Por Patricio Zunini. Foto: Rodrigo Ruiz Ciancia.
Lennon y Charlotte. Los dos libros más recientes del francés David Foenkinos (La delicadeza, Estoy mucho mejor) son las biografías noveladas del músico más famoso que Jesús y de una pintora alemana injustamente olvidada. En ambos casos, el desafío no sólo pasó por documentarse y construir un relato, sino por apropiarse de la vida de cada uno. Las canciones de Lennon están tan presentes en el inconsciente colectivo que, de alguna manera, Lennon nos pertenece a todos. O, dicho de otra forma, todos somos Lennon. Foenkinos partió de esta idea y la llevó al extremo: se adueñó de la primera persona y recostó al beatle en el diván del analista. Con Charlotte Salomon, última integrante de un linaje trágico que se coronó con el advenimiento del nazismo, Foenkinos decidió contar su vida con una estructura semejante a la de una poesía épica. Como uno de los efectos de este libro, la obra dispersa de Salomon se está recogiendo para una gran retrospectiva el año próximo.
—Escribir sobre ella no fue una elección —dice Foenkinos, quien viajó a Buenos Aires a participar en el Filba Internacional— sino una necesidad, porque caí en un estado de admiración total frente a su obra, tan conmovedora y moderna. Quería que la gente la conociera su obra.