A un año de la muerte de Gustavo Cerati, se publicó Cerati. La biografía, de Juan Morris (Sudamericana).
Por Irina Ponti.
Empecemos por lo que tiene de malo porque así ya está, ya pasó, ya nos lo sacamos de encima y podemos hablar de las sensaciones e ideas que produce leer Cerati, la biografía que el periodista Juan Morris publicó en Sudamericana.
El texto fluye, pero por momentos se pone muy desprolijo, tiene repeticiones y redundancias —no lo chequeé, pero tengo la impresión de que repite frases completas palabra por palabra— que le sacan intensidad. Además hay ciertos hechos que conforman el mito Cerati que se mencionan muy superficialmente. Por ejemplo, cuando MTV le dio a Soda Stereo el premio a la trayectoria. Cerati, Bosio y Alberti llevaban años separados, MTV los vuelve a reunir y Morris se limita a transcribir el video que está en YouTube. Si te tomás cuatro años y medio para armar este libro, lo mínimo que espero es que me cuentes qué pasó tras bambalinas en ese encuentro. Quiero decir: se vuelve muy elíptico. Hay temas como la política, la droga, la ambigüedad sexual, la guerra de egos, que se pierden en la bruma. El tercer problema, y freno acá pero podría incluir dos o tres más, es que el devenir de Cerati en el libro parece determinado por una relación causa-efecto demasiado controlada, demasiado consciente.