Oliverio Coelho participó en una entrevista pública el martes pasado donde habló de su nueva novela, Bien de frontera (Seix Barral): “Los hombres tienen que renunciar al dominio patriarcal”, dijo.
Por Patricio Zunini.
Frente a un libro de Oliverio Coelho se tiene la sensación de entrar en un territorio inexplorado: salvaje o virgen, como quiera decirse. En todo caso, son palabras antagónicas se unen en el terreno del descubrimiento y la amenaza. Bien de frontera suma una capa más a ese efecto provocado ya por Ida, Un hombre llamado Lobo o Hacia la extinción.
El protagonista es un hombre que, por temor a ser un genio —a los 14 años le ganó una partida de ajedrez a Bobby Fischer—, se convirtió en un estafador. El derrotero es más complejo: Sauri deja el ajedrez seducido por la militancia de los setenta, cae secuestrado por los militares, cuando es liberado se entera que su mujer ha muerto, sostiene una existencia oscura hasta que otra muerte, la del padre, lo empuja a la triple frontera donde cambia de piel, de nombre, de vida. Pero la frontera del título no es sólo la literal, sino también las diferentes fronteras por las que Coelho nos lleva a hacer equilibrio: la construcción de la identidad, la relación padre e hijo, los géneros. Todo siempre en medio de un terreno brumoso.