Por P.Z. Fotos: Lucio Ramírez.
I
Llevar la crónica en vivo de una charla en Eterna Cadencia es algo lleno de adrenalina: los oídos abiertos, las manos codificando. Como una traducción simultánea. Lo cierto es que le decimos «crónica en vivo», pero no fue más que un intento por pescar las frases más salientes- highlights– de cada escritor. La periodista Ana Prieto, que estuvo en la librería el martes, me decía «después leés lo que anotaste y te das cuenta en dónde vos ponés el interés». Enteramente cierto: uno trabaja en el nivel más epidérmico, transcribiendo casi sin tiempo para reflexionar sobre lo que están hablando.
Valga este prólogo, entonces, para decir que la crónica del martes no puede evitar la mirada subjetiva del cronista, y que nada puede reemplazar la propia percepción in situ, sin intermediarios.