Mariano Blatt, Tao Lin y Luis Chaves conversaron alrededor de las nuevas tecnologías, de la escritura, de la música, el ritmo, las drogas y el reflejo de los cambios tecnológicos en sus libros.
Por Valeria Tentoni. Foto Rodrigo Ruiz Ciancia.
La rabiosa luminosidad y el aire acondicionado del auditorio de la Abadía generaban un efecto Cocoon, ayer, en la primera jornada del Filba Internacional en esa sede. Si J.G. Ballard, el homenajeado de la edición, hubiese aterrizado desde el más allá en ese jardín en que se cruzan, todavía, las obras en construcción y las siluetas majestuosas del edificio original, donde la vegetación insiste en su poderío, y hubiese bajado por la rampa hasta llegar a ese auditorio, podríamos apostar a que hubiese sonreído satisfecho.
Herejes en esa experiencia mística que puede ser, en oportunidades, la literatura, Tao Lin, Mariano Blatt y Luis Chaves conversaron en el panel «Nuevas lenguajes / Nuevos formatos» alrededor de las nuevas tecnologías y la escritura, del lenguaje y las modificaciones que recibió a partir de la irrupción de Internet en la vida de las personas, de la incorporación de estos elementos en las tramas y en las formas en que escriben estas tramas. De las drogas, del ritmo, de la velocidad. Y de los sentimientos.