El autor de Los días felices, Ulises Juárez Polanco («uno de Los 25 secretos mejor guardados de América Latina», según la La Feria Internacional del Libro de Guadalajara) presentará cuatro poetas nicaragüenses jóvenes. Comienza su serie con Gema Santamaría.
Selección de Ulises Juárez Polanco.
Durante 2012 y 2013 organizamos en Managua, Nicaragua, dos ciclos de charlas tituladas #Los2000, autores nicaragüenses del nuevo milenio, que consistió en veinte charlas con poetas y narradores de la Generación del 2000, llamada Generación del desasosiego por la poeta Gioconda Belli o Generación de la Noluntad, la voluntad del “no”, por la poeta y crítica Helena Ramos, entre otros nombres. Apartándonos de lo polémico que resulta hablar de «generaciones literarias», los invitados fueron autores nacidos en las décadas de los setenta y ochenta y que comenzaron a publicar a partir del 2000. Ya en 2005 y 2006 habíamos preparado, junto a Francisco Ruiz Udiel, las primeras dos antologías de este grupo de autores: Retrato de poeta con joven errante y Poetas, pequeños Dioses. #Los2000, si bien no reúne a todos los autores de esta época, puede tenerse como una muestra clara de autores representativos de dicha generación.
Harto conocido es que toda generación tiene sus diferencias particulares. Ortega y Gasset brinda mejores luces sobre cómo interpretar el concepto de “generación”, vinculándolo a caracteres típicos que «brindan una fisonomía común», caracteres que les «diferencia de generaciones anteriores», sin que esto implica, desde luego que no, una homogeneidad entre los miembros de esta generación. Todo lo contrario: son las diferencias las que nos acercan. Tratamos de dialogar, en términos poéticos del filósofo español, sobre “la filigrana común”. De este grupo he tomado a cuatro autores, cada uno con dos poemas, para esta muestra de poesía actual nicaragüense. Aquí les dejo la primera:
a
Gema Santamaría (Managua, 1979). Autora de los poemarios Piel de Poesía (2002), Antídoto para una mujer trágica (2007) y Transversa (2009). Incluida en antologías como Retrato de poeta con joven errante (2005), Novísimos, poetas nicaragüenses del tercer milenio (2006), Mujeres de sol y luna (2007), Al filo del gozo (2008), El tejedor en Nueva York (2011) y Hallucinated Horse (2012). Licenciada en Relaciones Internacionales, con maestrías en Género y Política Social en la London School of Economics y Sociología en la New School for Social Research, donde actualmente realiza sus estudios de doctorado en Sociología e Historia.
a
“un tema busca un tema”, como diría
Chantal Maillard
a
casa. vivir en el paréntesis. vivir en el mientras
tanto.
en la cuerda extendida y horizontal.
entre dos puntos
:
a
no ser la equilibrista. ser la cuerda, la cuerda
misma.
en su punto más céntrico e inestable
.
a
casa. ¿cómo se habita eso?
¿quién vive en una?
que me muestren.
aquí duele ¿dónde duele?
a
aquí en la falta de puertas y ventanas.
en el patio donde habita un zorro pero no viven
las plantas.
en la sala repleta de migajas y de manchas.
a
¿dónde?
aquí duele.
en la encrucijada.
en esta esquina azul debajo de las luces blancas.
a
un tema busca un tema
y al tema le falta una casa
que no sabe por dónde empezar a llorar.
a
aa
Entrevista a una experta en violencia
a
Así es que díganos,
¿de qué color es la herida que resulta de un golpe
a puño cerrado
precedido por el enojo (también cerrado)
del otro que se avecina y se lanza contra el cuerpo
de aquel que de ahora en adelante ocupa la categoría
científica de “víctima”?
a
¿Cuál es el ritmo de la respiración?
¿A qué sabe la saliva cuando el cuerpo siente el
miedo subírsele a la garganta como una fiera
adolorida?
Será cierto que la boca se pone agria y un tanto
seca y un poco tensa al punto de volverse un
temblor involuntario.
a
¿Y los ojos?
¿Qué hacen los ojos ante el golpe?
Se cierran o más bien se dilatan, queriendo
quedarse quietos y abiertos como para escapar la
pesadilla que no puede ser abandonada puesto
que no hubo ni habrá sueño.
Todo es un día que se muerde la cola y no inicia
ni termina, pero solo da vueltas y vueltas y vueltas
y aquello que se revuelca en el centro más duro de
esas volteretas es la persona misma diciendo para
sí: abre los ojos.
a
¿Y las rodillas?
¿Cierto que pierden su firmeza
que el hueso deja de ser una piedra de complejo
mecanismo para volverse suave, torpe y llenarse
toda de agua,
que las piernas se convierten en cuatro músculos
desesperados, extraviados:
el sostén del cuerpo vuelto una suave y líquida
cobardía?
a
¿Y el estómago?
Cuánto tarda en revolverse,
en convertirse en un espasmo,
en una sola náusea.
¿Y cuál es el sonido que nace del dolor, físico e
inescapable,
de aquel que ha sentido el calor de una herida en
la cara, en las mejillas,
cuál, la urgencia que transmite?
a
Así es que díganos:
a qué huele la muerte
cuánto pesa la muerte
dónde se escribe muerte
dónde se entiende muerte
a
¿Cómo es que se llamará su próximo artículo?
a
*
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