Qué signo político debe tener el intelectual comprometido.
Por Martín Kohan.
Quizás fue Sartre, desde París, o quizás fue Julio Cortázar, también desde París, quienes nos habituaron a suponer que toda vez que se habla del “intelectual comprometido” hay que pensar necesariamente en un escritor o un pensador de izquierda, en una postura socialmente crítica, en un fervor de transformación o de revolución. Como si la adopción del compromiso político pudiese cobrar tan sólo un único tipo de signo político.
Nada impide, sin embargo, ni en lo conceptual no en lo práctico, que una neta vocación intelectual de involucrarse y de influir desde la palabra y desde el pensamiento, respondan, por ejemplo, a acendradas convicciones derechistas, o al temple más reaccionario. ¿No habría que reconocer también ahí, también entonces, una voluntad de compromiso político? Tomemos un caso concreto: Borges. Tantas veces vilipendiado por escapista y aséptico. ¿No habría que hacer el ejercicio de concebirlo como un escritor comprometido, cuando tomaba una posición política pública (como declararse conservador), o cuando aparecía en los medios apoyando o defenestrando tal política o tal otra, o cuando escribía relatos como “El simulacro” o “La fiesta del monstruo”, o algunos artículos antiperonistas en Sur? (considere, quien así lo quiera, sus encuentros con Videla y con Pinochet: deplorables, sí, pero engagés).
El ejemplo, sin embargo, no cundió demasiado. Porque persiste, según creo, casi intacta, la predisposición a entender que el compromiso intelectual corresponde a una tradición de izquierda. Por eso es tan importante un hecho que ocurrió hace unos días. Como es sabido y notorio, el conservadorismo en pleno ha llegado al gobierno del país, y por voluntad popular. Y contó con una declaración pública de apoyo y adhesión por parte de un nutrido grupo de intelectuales. Hay que valorar la franqueza de ese pronunciamiento. Una fuerza política múltiple (porque combina y acumula a la derecha liberal, la derecha católica, la derecha económica, la derecha del campo, la derecha judía, la derecha radical, la derecha a secas, etc.) cuenta así con el respaldo expreso de numerosos intelectuales. Lo cual favorecerá sin dudas, por frontalidad y por nitidez, los debates a emprender en los tiempos que se vienen.
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No creo que la nitidez ideológica que dice representar una serie de nombres -con su procedencia, su historia pública y no tanto, incluso sus manifestaciones en acciones y discursos, durante contextos históricos pasados- que asume la administración de lo público, después, en las decisiones concretas que demanda un nuevo escenario histórico, continúe siendo tan nítida. Por eso mismo, creo, se cae la nitidez ideológica a la que dice adherir tal o cual intelectual, que termina un tanto desdibujado, borroso. Simplemente porque se enturbió. Basta repasar la década que deja atrás este país y considerar si lo que decía representar nítidamente aquella ideología -si puede sostenerse el término- tuvo su correlato (no su relato, simplemente) en lo que recibió el conjunto de la población (no solo un sector).
Si te parece que lo que ganó es «la derecha», si te parece que millones de personas votaron por «la derecha», si te parece que lo que reclaman esos millones es «derecha», me parece, Kohan, con respeto, que lo tuyo no es la política. «Gente derecha» puede ser, pero eso es otra cosa.
Estimado G.: muchas gracias por su comentario, es decir, por ayudarme a pensar. Estoy de acuerdo con lo que dice sobre la década pasada (soy a muy reacio a mencionar lo que yo mismo escribo, pero sucede que este sábado saldrá en Perfil una columna que escribí y que creo que entra en sintonía con su planteo). Ahora bien, en cuanto al presente, creo que las fuerzas conservadores se han unido y avanzado con una fuerza particular. Y me sigue pareciendo un dato de gran relevancia que hayan contado con el apoyo expreso de un conjunto de intelectuales, no es frecuente que pase esto con los proyectos de derecha.
Hola,
Creo, determinantemente, que no puede ser posible lo que se plantea. Desde mi humilde opinión, de lo que se trata precisamente mi sitio https://alienameesta.wordpress.com/ es de la intelectualidad, del compromiso con la realidad. Pero ese compromiso viene desde la crítica, desde el cuestionamiento. Ahora atiendo más concretamente tu pregunta en el texto: no se puede ser un intelectual comprometido de derecha (o sí, pero no sería quizás el intelectual que nos gustaría tener) porque el intelectual cuestiona, crítica, desarma y analiza lo pre-establecido; porque el intelectual no va de la mano del poder sino contra el poder. No por capricho sino porque el poder manipula, te dice lo que tenés que hacer, pensar, decir, etc. El intelectual (como bien se dijo arriba, Sartre, Cortázar, etc) debe ser de izquierda porque no va a ir con los intereses del poder, sino con el exiliado, con el excluido. Va a mostrar la cruda verdad de lo que nos quieren mostrar. No pretendo con esto decir que el gobierno anterior lo era ni mucho menos, esos gobiernos ya no existen. Sólo digo que el intelectual no está con ningún poder ni gobierno. El que lo está es porque se acomodo, se aburguesó y dejo la intelectualidad por el conformismo.
Saludos,
Estimado Gustavo: gracias por tu comentario, me remite al enfoque de Said, entiendo perfectamente el enfoque.
Estimado Galatasaray: gracias por tu comentario, pero no alcanzo a entenderlo. ¿Que la ideología política de Macri es de derecha es aquello con lo que no estás de acuerdo? ¿Y por qué, si yo pienso que sí lo es, la política no sería lo mío? Un proyecto de neto carácter conservador, con apoyo de intelectuales afines. ¿Qué le ves de malo?
Gracias Kohan. Lo llamativo justamente es que lo que usted llama de «derecha» haya sido votado por tanta gente pobre, para quien derecha e izquierda son palabras que no existen en su diccionario. Ni siquiera tienen tiempo para pensar en esas cosas. Algo está diciendo la consabida voluntad popular. No robar y no mentir, por poner dos valores concretos en la discusión, no son ni de izquierda ni de derecha, aunque sí deberían ser mandamientos políticos.
Estimado Martín: el agradecido soy yo por las mismas razones de su agadecimiento.
Como complemento a lo que digo, no me animo a concluir que el proyecto sea de derecha, por la sencilla razón que no sé si realmente se dan las condiciones en las mentes de quienes constituyen «Cambiemos» de incubar «derecha». Por un lado porque, si bien el Pro es mayoritario, no sé si hay una sola voz, por lo tanto, una «lateralidad» tan definida; por el otro, porque el electorado que les dio el voto creo que es heterogéneo. Lo dicen las razones del voto de muchos (hartazgo, búsqueda de alternancia, etcéteras; recordemos que el balotaje angostó la opción). Creo que habría que evaluar siguiendo el paso de las primeras medidas de relevancia. En cuanto a los intelectuales que apoyaron, me parece que ocurre algo parecido. ¿Se podría afirmar que todos los que apoyan este cambio fueron motivados por querer ver impulsadas políticas de derecha? Dudo que sea tan puro el color de las intenciones. Gracias por escucharme y por su interés.
Estimado Galatasaray: en efecto, la «tanta gente pobre» que mencionás puede haber votado un proyecto político de derecha, es decir, uno que, a mi criterio, la perjudicará. Hay toneladas de bibliografía política sobre esa cuestión; por supuesto que no somos los primeros en ocuparnos del tema. De todos modos, yo no me referí a la cuestión de la «tanta gente pobre», sino de los intelectuales que apoyaron el proyecto conservador con el que se gobernará en breve.
Estimado G.: yo considero, en cambio, que el conservadorismo asume en este proyecto un grado inusual de hegemonía. La derecha en pleno, como pocas veces (con el agregado de algunas de sus inflexiones más actuales: sustraer y vaciar el discurso político, negar la división derecha / izquierda, etc.). Entiendo que haya intelectuales que lo apoyen, compartirán esa ideología.
Qué signo político debe tener el intelectual comprometido.
El que quiera sin perder la objetividad, supongo.
Leyendo los demás comentarios sólo me gustaría agregar, Martín, que coincido en que no sé hasta qué punto hoy en día se puede hablar de derecha e izquierda. Con esto no desmistifíco a la derecha (ayudándola a correrse de ese espacio) ni a la izquierda. Creo que hoy en día se han terminado uniendo en una espacio central con matices. Quiero intentar ser lo más claro posible. Para ser un poco englobador (aunque sé que no es ideal), todos, más o menos, dicen lo mismo. La izquierda no quiere desterrar a los empresarios poderosos, quiere más salario, mejores condiciones (no quiere bajar el horario laboral, auspiciar por una mayor equidad entre el empresario y el trabajador). El peronismo, si se puede llamar así hoy está ahí en el medio, queda bien con dios y el diablo. La derecha, que vendría a ser Macri ahora se hace peronista, quiere estar del lado del pueblo, pero en realidad habla siempre de más producción, de más inversión y todos sabemos que eso significa hacer explotar los bolsillos de los empresarios y no de los trabajadores. Perdón pero desde cuándo un empresario aumenta los salarios porque le va mejor? nunca, sólo lo hace cuando está obligado. Todos mas o menos se mueven en la misma zona gris, pero con diferentes matices que los hacen estar un poco más la izquierda o un poco más a la derecha.
Por eso, desde mi humilde espacio en la web por ahora, intentamos mirar las cosas desde el modo filosófico de la vida, ya que es lo único que nos queda. Mirar las cosas desde un ángulo distinto.
Gracias,
Saludos
Estimado Martin, descartando imagenes como la de Sartre repartiendo panfletos en el mayo frances, y un poco mas aca ,a un Echarri ( disculpeme la bizarra comparativa, pero lamentablemente, no encuentro grandes diferencias de fondo con intelectuales oficialistas actuales ) , poniendole verdad y voz a un fragmento social no del todo claro, me es inevitable recordar lo que Junger dijo de su primer libro: que para El, de tan viejo que estaba, ese libro habia sido escrito en otra vida. Este ultimo comentario no es casual, ya que esta discursiva que usted plantea, lleva mucho tiempo y pareciera retroalimentarce ciclicamente. Lo que es verdad ( al menos la historia tengo entendido lo demuestra) , es que en casi en todos los movimientos politicos, la voz que se escucho gritar mas fuerte fue la de la izquierda. Quizas y ahora que lo razono detenidamente, sea porque la derecha ( al menos al comienzo de los grandes transformaciones politicas historicas) nunca hablo demaciado y supo impulsar e imponer sus ideas fuera de todo debate. Esta otrora unilateralidad ideologica, de alguna manera – razono- se fue trasladando paulatinamente de los ejes de facto y violencia de la derecha historica para situarce, de un modo quizas menos violento pero no por ello menos radical, en la izquierda contemporanea. Como bien planteo el estimado Ernst en el post aterior, creo que son tiempos en donde el objetivismo, tanto del estado, como de toda nacion, deben enfocarse ya no , en la discursiva del pie izquierdo o derecho ( porque el libro de pases pareciera estar siempre abierto y a la casa de cualquier jugador destacado), sino mas bien en una objetividad de criterio en tiempo y espacio concreto. Yo se que esto ultimo es dificil de pedir a gran parte de una nacion que se define peronista, cuando en verdad , a su mentor lo comieron hace tiempo los gusanos. De todos modos y para finalizar, entiendo que la inteligencia no deberia tener ni bandera ni posturas ideologicas definidas ( ya que estas se readaptan y en cierta forma comulgan con la identidad de las personas) , y es ahi donde deberia de nacer el debate: con autonomia , sin lastres, sin manipulaciones, con una sola regla: la concordia.
Estimado Martín. Te doy la derecha (!), mejor la izquierda. Estoy de acuerdo con lo de la sustracción y vaciamiento del discurso político. Ayer mismo lo estaba conversando; utilicé otro término (marco filosófico, antropológico y etcéteras…, se puede decir «teórico», tal vez) que también creo le falta a este proyecto. Decís que entendés que «haya intelectuales que lo apoyen». No creo que sean todos pero, en su defecto, igualmente apoyan. Prefiero no ser tan contundente. Gracias por la oportunidad de dialogar; un interesante intercambio.
Estimado Kohan, gracias otra vez. Ser o no corrupto no es un problema ideológico. Ser o no ser autoritario no es un problema de derecha o izquierda. Si el nuevo gobierno es capaz de no robar ni mentir ni ser autoritario en una de esas en vez de ser conservador será uno de los más revolucionarios de las últimas décadas. Saludos cordiales.
Lo más curioso, Martín, es que hablás de la franqueza loable de los intelectuales alineados con Cambiemos como si tuvieran que avergonzarse (y los del otro bando no). Si se trata de verguenza, ¿qué le queda a Foster que se dejó nombrar secretario de Pensamiento Nacional? Lo leíste a Orwell? Un saludo
yo conozco intelectuales comprometidos con Adidas ¿qué nombre tienen?
Gracias a todos por interesarse en lo que escribí y acercar sus comentarios.
Tengo acuerdos y desacuerdos con distintos puntos que ustedes señalan, pero tal vez corresponda ya no abundar más.
Sí quisiera ocuparme de hacer una sola puntualización, en relación a lo que plantea Indio Chapaleufú: primero, no sé a partir de qué suponés que yo sugiero que tengan que avergonzarse, más bien al contrario, dije «loable»; valoro que asuman una posición política que a menudo se escamotea o se disimula (me disculpo por volver a remitirme al texto que va a publicarse en Perfil este sábado, en el que podrás ver que mi posición es justamente la contraria a la que me atribuís). Segundo, no sé a qué te referís con «el otro bando», no sé por qué suponés que se trata de bandos y no sé por qué suponés que hay solamente dos. Finalmente, no comprendo qué tiene que ver Ricardo Forster (pusiste Foster, pero supongo que te referís a él) con el tema del texto que yo escribí. Lo de Orwell no lo entendí tampoco, ¿que tiene que ver con la tradición del compromiso en relación con la política conservadora? Saludos
Entrevista en el programa Badía y Companía a Ernesto Sábato, 1988. Vean y escuchen la pregunta de Alan Pauls a Sábato sobre Poder y Compromiso. A partir de los 15 minutos, 20 segundos, saludos a todos
Sería mejor pensar la cuestón en términos gramscianos y hablar de «intelectuales orgánicos», para despejar la atribución del término a la izquierda. Si no qué hacemos con Aguinis & Cia?
De nuevo: agradecimiento a todos.
Pablo: yo propongo el recorrido inverso: del asunto personal (que nada importa) al posicionamiento público.
Federico: gran momento. Ahí se filtra otra distinción: el compromiso del intelectual / el compromiso del escritor / el compromiso de la literatura, como tres cosas distintas.
NP: completamente de acuerdo.