La escritora mexicana, autora de Oficios ejemplares, selecciona cinco citas de La hierba de las noches: «Los elegí siguiendo algunos de los pasajes donde describe París porque todo en Modiano es París».
Selección de Paola Tinoco.
«Nunca he vuelto a ver a ninguna de las personas cuyos nombres constan en las páginas de esta libreta negra. Su presencia fue fugitiva e incluso corría el riesgo de olvidar los nombres. Simples encuentros que no sabemos si son fruto del azar. Existe una etapa de la vida para esa situación, una encrucijada en donde todavía estamos a tiempo de dudar entre varios caminos. El tiempo de los encuentros…»
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«Había por entonces en París, de noche, puntos así, demasiado luminosos que hacían las veces de trampa y que yo intentaba eludir. Cuando iba a dar a uno de ellos, rodeado de clientes raros, no bajaba la guardia e intentaba, incluso, tener localizadas las salidas de emergencia. ‘Te crees que estás en Pigalle’ me dijo ella.»
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«Si he de fiarme de mis recuerdos, ‘el 66’ no se diferenciaba esencialmente del Unic Hotel ni de los demás sitios de París que conocía por entonces. Por todas partes se cernía una amenaza en el aire que le daba un color particular a la vida.»
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«Aquella noche fuimos andando por la calle de La Convention, en dirección al Sena. Más adelante, volvimos a ir dos o tres veces por ese mismo camino cuando ella había quedado en la orilla derecha, en la avenida de Víctor Hugo, y esa misma tarde la había acompañado a la oficina de correos para que recogiera la acostumbrada carta. Al pasar, me enseñó la iglesia de Saint Christophe de Javel a la que iba con regularidad, me dijo, a encender una vela, no porque creyese en Dios, sino más bien por superstición. Era en los tiempos en que aún llevaba poco tiempo en París. Por eso he sentido siempre un cariño particular por esa iglesia de ladrillo e incluso en la actualidad me apetece ir a encender una vela yo también. Pero ¿para qué?»
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«Todavía la oigo decirme: ‘No le des tantas vueltas, Jean…’ El bosque de Boulogne, los paseos vacíos, la mole oscura de los edificios, una ventana encendida que nos da la impresión de que nos hemos olvidado de apagar la luz, o de que alguien nos está esperando aún… Tienes que estar escondida en esos barrios. ¿Con qué nombre? Acabaré por dar con la calle. Pero, a diario, el tiempo apremia y, a diario, me digo que otra vez será.»
Todas las citas fueron tomadas de La hierba de las noches, de Patrick Modiano. Editorial Anagrama.
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